Yo, ciudadano
IGC:
Diferencias 3
Gustavo
Martínez Castellanos
La
erección de una Secretaría de Cultura en un estado cuyos grados de atraso siguen
siendo proverbiales –como en educación- es bizarro porque apunta a la erección
de un subterfugio para alcanzar otros objetivos. Entre ellos el de repetir
ciertos agravios.
Para
empezar, el grupo hedónico de “creadores” -ya aguirrista- inició por ignorar a
aquellos maestros y periodistas que dos décadas atrás requerían publicar sus
reflexiones, su conocimiento y sus puntos de vista sobre nuestra realidad; en
su lugar, ese grupo se da a sí mismo becas, viajes, premios y salarios y
publican sus propias ficciones. No análisis, ni investigación; sino apremios
íntimos o personales. Ese escapismo es su
aportación a la historia de atraso de Guerrero. El manejo discrecional de
recursos, su recompensa.
Así,
el IGC, de instrumento que erige escenarios intelectuales para el gobernador en
turno, pasó a ser instrumento de distracción; cada vez que en algún punto del
estado se encendían focos rojos, Aguirre anunciaba la creación de esta
Secretaría; (hay estados ricos, sin el atraso de Guerrero que funcionan con
simples Institutos de Cultura). Además, en sus carteleras ya oferta “cultura,
arte y entretenimiento. A esto hay
que aunarle que busque paliar los efectos de la violencia generada por la incompetencia
y la complicidad de nuestros gobiernos: intentar “regenerar” tejido social a
través del arte y la cultura podría
ser bueno; hacerlo a través del entretenimiento es, a todas luces, irresponsable.
Criminal.
Por
ello, sin duda alguna, sabemos que la novísima Secretaría, más que generar
condiciones de pensamiento y de creatividad se usará para (atraer turismo,
aparte) distraer, generar condiciones virtuales de confort, desviar la atención
de la sociedad de sus principales problemas y orillarla a olvidarse de exigir al
gobierno las debidas soluciones.
En
esos afanes, Aguirre hizo que Guerrero diera un salto hacia atrás en su historia:
durante décadas fuimos gobernados por políticos oriundos de otros estados
–Canuto Neri se levantó en armas contra Díaz ya en 1893-; ahora, Aguirre repite
ese hito: el primer secretario encargado de nuestra cultura también
viene de fuera. Y todo porque al igual que Díaz, Aguirre necesita que ese
aparato de distracción popular esté en manos de alguien a quien no le importe Guerrero
pero que le deba toda lealtad. Para mayor eficacia, en su entorno apuntaló a
ese corrupto grupo hedónico obediente hasta el último cheque.
Así,
la Secretaría de Cultura de Guerrero nunca se ocupará por sacar a flote ni las
más profundas y elevadas manifestaciones del pueblo guerrerense ni dará foro a
las voces disidentes aún cuando sus argumentos sean también elevados y profundos.
Universales.
Ese
aparato creado por Aguirre, como aquel creado por su maestro, Ruiz Massieu, es otra herramienta de objetivos económicos
y políticos. De manipulación social. De poder.
Ante
ello, ¿quién puede decir que para un estado tan atrasado, tan golpeado, tan
vejado, tan pobre y tan marginado como Guerrero, esto no es una maldición? ¿Y el
silencio en torno a ello, patente de la dimensión de nuestra insufrible inconsciencia?
www.culturacapulco.com; culturacapulco.blogspot.com.mx
Noticia: Aguirre “premiará”
con recursos a las escuelas que no hicieron paro.
A las demás las castigará con la inanición. Aguirre no ha entendido que
“escuela” es, aparte de maestros (disidentes u oficialistas), niños estudiantes
y padres de familia que esperan que la educación de sus hijos mejore. Aparte
del uso discrecional de los programas y de sus visos electores ¿a quién castigará
Aguirre? En efecto: a las escuelas más atrasadas y marginadas.
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