jueves, 30 de mayo de 2013

IGC: Diferencias 3



Yo, ciudadano
IGC: Diferencias 3
Gustavo Martínez Castellanos

     La erección de una Secretaría de Cultura en un estado cuyos grados de atraso siguen siendo proverbiales –como en educación- es bizarro porque apunta a la erección de un subterfugio para alcanzar otros objetivos. Entre ellos el de repetir ciertos agravios.
     Para empezar, el grupo hedónico de “creadores” -ya aguirrista- inició por ignorar a aquellos maestros y periodistas que dos décadas atrás requerían publicar sus reflexiones, su conocimiento y sus puntos de vista sobre nuestra realidad; en su lugar, ese grupo se da a sí mismo becas, viajes, premios y salarios y publican sus propias ficciones. No análisis, ni investigación; sino apremios íntimos o personales. Ese escapismo es su aportación a la historia de atraso de Guerrero. El manejo discrecional de recursos, su recompensa.
     Así, el IGC, de instrumento que erige escenarios intelectuales para el gobernador en turno, pasó a ser instrumento de distracción; cada vez que en algún punto del estado se encendían focos rojos, Aguirre anunciaba la creación de esta Secretaría; (hay estados ricos, sin el atraso de Guerrero que funcionan con simples Institutos de Cultura). Además, en sus carteleras ya oferta “cultura, arte y entretenimiento. A esto hay que aunarle que busque paliar los efectos de la violencia generada por la incompetencia y la complicidad de nuestros gobiernos: intentar “regenerar” tejido social a través del arte y la cultura podría ser bueno; hacerlo a través del entretenimiento es, a todas luces, irresponsable. Criminal.
     Por ello, sin duda alguna, sabemos que la novísima Secretaría, más que generar condiciones de pensamiento y de creatividad se usará para (atraer turismo, aparte) distraer, generar condiciones virtuales de confort, desviar la atención de la sociedad de sus principales problemas y orillarla a olvidarse de exigir al gobierno las debidas soluciones.
     En esos afanes, Aguirre hizo que Guerrero diera un salto hacia atrás en su historia: durante décadas fuimos gobernados por políticos oriundos de otros estados –Canuto Neri se levantó en armas contra Díaz ya en 1893-; ahora, Aguirre repite ese hito: el primer secretario encargado de nuestra cultura también viene de fuera. Y todo porque al igual que Díaz, Aguirre necesita que ese aparato de distracción popular esté en manos de alguien a quien no le importe Guerrero pero que le deba toda lealtad. Para mayor eficacia, en su entorno apuntaló a ese corrupto grupo hedónico obediente hasta el último cheque.
     Así, la Secretaría de Cultura de Guerrero nunca se ocupará por sacar a flote ni las más profundas y elevadas manifestaciones del pueblo guerrerense ni dará foro a las voces disidentes aún cuando sus argumentos sean también elevados y profundos. Universales.
     Ese aparato creado por Aguirre, como aquel creado por su maestro, Ruiz Massieu, es otra herramienta de objetivos económicos y políticos. De manipulación social. De poder.
     Ante ello, ¿quién puede decir que para un estado tan atrasado, tan golpeado, tan vejado, tan pobre y tan marginado como Guerrero, esto no es una maldición? ¿Y el silencio en torno a ello, patente de la dimensión de nuestra insufrible inconsciencia?
     Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com;
www.culturacapulco.com; culturacapulco.blogspot.com.mx
    Noticia: Aguirre “premiará” con recursos a las escuelas que no hicieron paro. A las demás las castigará con la inanición. Aguirre no ha entendido que “escuela” es, aparte de maestros (disidentes u oficialistas), niños estudiantes y padres de familia que esperan que la educación de sus hijos mejore. Aparte del uso discrecional de los programas y de sus visos electores ¿a quién castigará Aguirre? En efecto: a las escuelas más atrasadas y marginadas.

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