Yo ciudadano
¿Qué
pasa en Guerrero?
Gustavo
Martínez Castellanos
En
este caso, la Reforma Educativa, que significa el regreso sin réplica del
control del sector laboral al gobierno federal; el pago de cuotas que lesionan
la economía de quienes menos tienen y la ruptura de la línea hereditaria del
empleo, son motivos de réplica para los afectados porque todo eso atenta no
sólo contra formas –y proyectos- de vida ya establecidos, sino porque traza una
larga caída del gremio magisterial: de
“maestros” a “aislados empleados de gobierno” cuyo destino con la reforma
laboral no les dará ni siquiera la calidad de ser “trabajadores de la
educación” que antes tenían.
Otro
motivo lo dio el gobierno estatal al decir ante los medios que sólo un pequeño
porcentaje los maestros está en paro. En respuesta, la CETEG puso a marchar a
más de 10 mil manifestantes en cada evento junto a grupos que cada día se le
adhieren.
Otro
motivo de réplica han sido los viajes de Peña Nieto: cada vez que sale del
país, la CETEG sale de sus cuarteles. Un lector me escribió: “‘Espartaco’ no
razonó con los manifestantes el día 10; actuó pasivamente para evitar recomendaciones
de la Comisión Internacional de Derechos Humanos que podrían echar por tierra
el crédito político que Peña Nieto pretende adquirir a nivel global con sus
políticas neoliberales”. Eso es verdad, pero no hay que olvidar que el gobierno
se vale de esquiroles y provocadores profesionales para exacerbar todo
conflicto; y hasta el momento no sabemos si los está usando.
Otro
motivo ha sido la forma en que Aguirre ha tratado de destrabar el problema: sin
apoyar a los maestros de su estado y sin comprometerse a nada. Su postura es
natural, no sólo gobierna, hace política. La CETEG le ha respondido en la misma
medida.
Uno
más tiene que ver con la praxis del
Congreso –y las declaraciones de algunos de sus miembros- que no corresponden a
la visión particular del problema en el estado de Guerrero, acorde con las
soberanías de ambos, Estado y Congreso, sino a filias y fobias políticas y
partidistas. La respuesta de la CETEG ha sido toma y quema de instalaciones.
La
lectura, después de las exigencias de la picota, responde al colectivo
nacional: todo congreso que no resuelva problemas concretos con base en
soluciones concretas no tiene razón de ser. Congreso que no observa la fuerza
de un movimiento que tiene bases populares es equívoco, lejano al pueblo que lo
empodera y –en nuestro caso- lo soporta.
Visto
así, la toma del Congreso y la furia descargada contra las “casas” de los
partidos de los diputados que lo conforman ha saldado una añeja deuda entre esa
soberanía y el pueblo. Y al final fue válvula de escape a muchas otras rabias atrasadas
contra ambas entidades, Congreso y Partidos porque no han estado a la altura de
las circunstancias.
¿Qué
pasa en Guerrero? es una pregunta cuyas respuestas nos pueden remontar a los
inicios de nuestra historia como entidad federativa, pero cuya contemporaneidad
revela el juego de las fuerzas y de las corrientes políticas que participan en
el evento. Lo que pasa en Guerrero posiblemente más tarde se evite que pase en
el país. Somos, nuevamente, el laboratorio nacional. Somos, otra vez, víctimas
de nuestra propia leyenda negra. La postura del gobierno estatal ante todo esto
es muy interesante y merece un análisis aparte.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com
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