Yo, ciudadano
El regreso del PRI
Gustavo Martínez
Castellanos
No creo que haya sido masoquismo.
Más bien creo que fue la idea de confort que las televisoras, artífices de uno
de los programas más ambiciosos de posicionamiento político, elaboraron desde el
principio para elevar la imagen de Peña
Nieto lo que hizo que muchos mexicanos votaran por él. Realidad virtual pura.
Esto resulta inquietante porque
permite ver que, en efecto, como él declaró anoche en la sede de su partido
después de ver los primeros resultados del PREP el suyo no va a ser el regreso
del anterior PRI, sino de uno nuevo. Que es algo que debe preocuparnos porque
es otro regreso y es nuevo. Doblemente difícil de asmiliar.
Con referencia al regreso hay mucho
que decir. Vamos de vuelta a muchas cosas. No avanzamos. No aprendemos. O somos
ingenuos. O masoquistas (AMLO). La idea de que nos condenamos a repetir cosas
que ya habíamos vivido –y sufrido- durante setenta años espeluzna. Eludimos
avanzar. No porque se considere que votar por el PRD sea de sí un avance, sino
porque ya conocemos al PRI. Votar por Quadri, inclusive, hubiera sido un no
retroceso pues hubiera sido interesante ver cómo se desempeñaría el país
gobernado por un partido pequeño. O por una mujer. Aunque le correspondía
gobernar a la izquierda. En fin.
El nuevo PRI regresa más
tecnologizado, con bríos de reconquista, redivivo en su naturaleza de
depredador con “la ley en la mano”.
Además, viene convencido de que el
país lo requiere. Lo necesita. Que haber sido elegido muy por encima del PAN no
significa nada más un espaldarazo a lo que es, sino además la negación de lo
que el PAN es como gobierno. Visto así, podremos decir en unos años que las dos
presidencias del PAN fueron sólo un impasse.
Y que si México rechazó al PAN en las urnas, nunca ha querido en la presidencia
al PRD. Al que, con el duopolio televisivo, ambos partidos han vendido como una
sucursal de Cuba y Venezuela.
México también ha cambiado. Ya no es
el país mayoritariamente formado por campesinos pobres y analfabetas que se
mueve al tañer de las campanas de las iglesias, de la voz del púlpito y de los
caprichos delseñorpresidente. Ni bajo el estigma del cacique y la
incomunicación. Por eso, que ayer haya votado por el regreso de lo mismo resulta
muy curioso y alarmante. Modernamente
contradictorio. (Las televisoras, ése poder).
En Guerrero la izquierda arrasó. En Acapulco,
ganó por un amplísimo margen al PRI gracias al extraño comportamiento de sus
políticos que vieron que como su candidato a la presidencia iba a la alza se
montaron en su imagen y obviaron trabajar con la gente.
El gobernador ha declarado que con
quien resulte presidente del país –prudencia ante todo- él no tendrá problemas
para trabajar. Es verdad, él nunca negó su amistad con Peña Nieto pero cuando
vino a Guerrero el candidato de su partido, López Obrador, se sumó a sus
actividades, aún cuando sabía que se lo tomarían a mal. Con ello, Aguirre
demuestra una vez más que es un político con mucho colmillo. Esperamos que lo
use para beneficiar más a Guerrero necesitado hoy y siempre del apoyo de la
federación.
Y esperamos que el PRI no se cobre a
lo chino ése apoyo.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com
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