lunes, 30 de enero de 2012

“El gentleman del periodismo y de la literatura en Guerrero”


Yo, ciudadano
“El gentleman del periodismo y de la literatura en Guerrero”
Gustavo Martínez Castellanos

Con este el título llegó a mi bandeja de entrada una de las reacciones a mis últimos envíos. Es un texto de un jovenescritorguerrerensedelpacífico llamado Antonio Salinas. La otra reacción es la réplica que el sacerdote anglicano Daniel Baruc le hace llegar a Salinas con copia para mí. En ella el sacerdote le dice: “con todo el respeto que me mereces, me parece muy desafortunado que me hayas implicado nuevamente en tus pleitos personales con Gustavo Martínez Castellanos”. Por respeto y cariño al sacerdote anglicano (somos amigos) no reproduciré más de su texto.
Otra réplica es de Aída Espino, quien ha decidido demandar a Antonio Salinas porque la involucra en varios supuestos fraudes. Veamos cómo:
En su texto, Salinas dice “Conocí a Gustavo Martínez Castellanos, hace ya algunos años, cuando Aída Espino lo puso como capataz en la Dirección de Cultura (…) Obviamente cobraba, y muy bien, eso es válido (…nosotros) observábamos como se engordaban los bolsillos de este sujeto, que ni tardo ni perezoso aprendió a hacer sus mañas, pues me tocó ver un recibo donde estaban por pagársele $50,000.” (sic)
Si Salinas vio ese “recibo” debe decirnos también dónde lo vio. ¿En las oficinas del Secretario de Finanzas, Ignacio Mariano Alonso, ex rector de la Universidad Loyola del Pacífico? ¿En la de su secretario particular, Edgar Rubio, ex alumno de esa universidad? ¿En la oficina de Fabiola Vega, Secretaria de Desarrollo Social? O ¿en la oficina de Félix Salgado Macedonio, en ese entonces, alcalde de Acapulco? Salinas no dice el lugar, pero dice que vio ese recibo. Y si, como afirma, yo cobré (y “engordé” mis bolsillos) entonces ha de haber, en alguna parte, un respaldo en el que esté impresa mi firma. Sólo hay que pedir a la Auditoría del Estado que nos permita el acceso a esos archivos y corroborar si la firma es mía, si la falsificaron… o si es de alguien más; porque ¿cómo hacía Antonio Salinas para ingresar a las oficinas donde se elaboraban los recibos y cheques que emitió el ayuntamiento? ¿Quién le franqueaba la entrada? ¿Para qué? ¿Habrá sido para que él cobrara el dinero que jamás llegó a mis manos? Además, debe decir cuándo lo vio: ¿cuando Aída era directora de cultura?, ¿cuando lo fue Citlali? (Fabiola y Félix le hicieron una dirección paralela). ¿Cuándo lo fue  José Dimayuga? ¿Con Blanca Reina Aguirre?
Como no me  pagaban -porque siempre denuncié públicamente la corrupción en el gobierno de Félix- y como corrieron a Aída, me fui con ella a seguir dando clases gratis. Después, en la inauguración de la fiesta de la Nao, Félix dijo a La Jornada que yo quería cobrar cien mil pesos. Por fin: ¿cobré o quería cobrar? Añorve acusó recientemente a Félix de haber desfalcado al ayuntamiento y a CAPAMA ¿Qué tantas cosas más no habrá hecho?
Por su parte, Aída me dijo: Se paga a quienes tienen contrato con el ayuntamiento y, en el caso de la Dirección de Cultura, yo, quien era la titular, era la única autorizada para firmar tu contrato. Pero Fabiola Vega nunca quiso validarlo; que este muchacho me mencione y ensucie mi nombre es algo que no voy a permitir. Ahora Salinas tendrá que vérselas con el abogado de Aída. Y tiene que demostrar que cobré.
Otro supuesto fraude en el que Antonio Salinas involucra a Aída Espino deviene de esto: “Recuerdo muy bien que en aquel tiempo don sabiondo me dijo: ―”Toño, intégrate al taller que doy en Sala Hornitos, ya tengo luz verde para que de mi taller salgan los premiados del Concurso Nacional y Estatal de Cuento José Agustín” (además de otras propuestas que me parecieron dignas de un gran tranza –sic-). Y se nota que el gentleman de las letras guerrerenses tenía luz verde, pues échenle un ojo a la página oficial de este concurso (http://premiojoseagustin.org/historia.html) y verán que más de la mitad de los ganadores han asistido a su taller”.
Pero ese señalamiento contra mi persona –pues parece que cuando escribe “sabiondo” (sic) se refiere a mí- no sólo involucra a Aída sino a todos los jurados que ha tenido el Certamen de Cuento “José Agustín”: Alejandro Toledo, Daniel González Dueñas, Odette Alonso, Claudio Isaac, Eduardo Antonio Parra, Ana Clavel, entre otros escritores de prestigio en México, y que, según Antonio Salinas, se han prestado al fraude de otorgar el premio “José Agustín”, cada año, a quien yo decida que se entregue. Lo que es peor: como quien selecciona al jurado y supervisa la transparencia y honorabilidad del concurso es José Agustín mismo; según Antonio Salinas, el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2011, es un escritor corrupto que ha prestado su nombre para que Gustavo Martínez Castellanos premie a quien él decida. No cabe duda: Salinas es peor que un desastre natural.
En lo que a mí respecta, el texto de este jovenescritorguerrerensedelpacífico me resultó altamente divertido. En alguna parte dice “realmente quiero leer lo que escribes” y olvida que antes ha dicho: “No sólo habla de mí, sino también de otros escritores” y así asienta que me ha leído. Lo más divertido, sin embargo, es que cree que me parodia, y en su bisoño intento sólo expone sus lastimosas carencias: faltas de ortografía a granel, sintaxis caótica; anárquico uso de los signos de puntuación (vid supra); pésimo manejo de tiempos, estructura pedestre (se le pierden las personas gramaticales), ausencia total de sentido; en fin, todo eso que hubiera subsanado si no se hubiera salido de mi taller. Pero en las dos sesiones a que asistió lloraba cada que se le mostraban sus errores. Y prefirió a la mafia Citlali-Jeremías-Dimayuga a quienes he señalado no por ser buenos o malos escritores, homosexuales o heterosexuales, sino porque se han prestado a actos de corrupción.
Fuera de todo eso (y sin ironía) me gustaría agradecer a Salinas tres cosas: que haya intentado parodiar mis textos; (me divirtió muchísimo). Haberme dado la oportunidad de corroborar que lo que escribo no es apto para menores de edad mentales. Y, el sobrenombre que me ha puesto: “El gentleman del periodismo y la literatura en Guerrero”. Me gusta. El diccionario de la RAE dice en su única entrada: “(Voz inglesa). m. Caballero inglés de cierto rango social u hombre que se le asemeja en porte, comportamiento y actitud” que aplicados al periodismo y a la literatura en Guerrero, no son poca cosa. Lástima que para ponerme ese apelativo Antonio Salinas haya tenido que involucrar y ensuciar a tanta gente.
Al padre Daniel Baruc, a Aída Espino, a Ignacio Mariano Alonso, a Félix Salgado, a Fabiola Vega, a José Dimayuga, a Blanca Reina; a José Agustín, (recientemente le hizo un reconocimiento en su Encuentro y ahora lo acusa de corrupto). A todos los escritores que José Agustín ha seleccionado para el jurado del certamen que lleva su nombre.
Y a CONACULTA, que con el texto que este jovenescritorguerrerensedelpacífico subió a la web puede comprobar que todos los recursos que le han dado no le han servido para aprender a escribir, ni para aprender a leer. Qué manera más injusta de tirar el dinero de los contribuyentes. Y que manera más cómica de elevar a escritor a un asno.
En realidad, el texto de Salinas es una reacción visceral al hecho de que no obtuvo el PECDAG este año y a que el INBA haya tomado las riendas de su diplomado de Literatura. Lo comprendo, como sus encuentros, era un evento sólo para sus cuates y ahora es para veinte personas más. Pero mi comprensión no lo exonera de su obligación de demostrar que me pagaron. Ni de la denuncia que Aída le está preparando. Eso, sigue vigente…
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com

viernes, 27 de enero de 2012

Apreciable C. Frausto III (La llamada inverosímil)


Yo ciudadano
Apreciable C. Frausto  III (La llamada inverosímil)
Gustavo Martínez Castellanos

No tengo el gusto de conocer a la señorita Anarsis Pacheco; pero el sábado 21 -a menos de doce horas de que subiera el primer texto de esta trilogía- me habló por teléfono a mi celular para pedirme que le concediera una entrevista al periódico para el que reportea: El Sur. Confieso que me sorprendió. Desde 1997, cuando El Sur intentó someterme a su política al suprimir sin avisarme la columna que Juan Angulo me había pedido que le escribiera “aunque fuera una vez por semana”, no había tenido otro tipo de relación con El Sur que la de defenderme de sus embates porque su director me había agarrado odio jarocho porque Ángel Aguirre me había ofrecido su amistad y yo la había aceptado.
No fui el único. Años más tarde supe que le hizo lo mismo a Juan López porque había recibido de manos de Zeferino el premio estatal de Periodismo Ignacio M. Altamirano. “Devuélvalo”, dicen que le ordenó Angulo a López. Y López lo mandó al carajo.
La postura de El Sur era lógica: para ellos Aguirre era el cacique priísta que había defendido a Figueroa después de la matanza de Aguas Blancas. Y Zeferino había usado a El Sur para llegar hasta la gubernatura  y después lo desechó como papel periódico usado.
Sin embargo, Citlali e Iris García hoy son empleadas de Aguirre ¿por qué El Sur defiende sus intereses y oculta sus corruptelas? Puede ser por la misma razón por la que ahora El Sur publicita todas las actividades y declaraciones de Zeferino en su campaña hacia una senaduría por el PRD o la alcaldía de Acapulco por el PAN: por dinero, cinismo y doblez. Bueno, también por la profunda estima que el encargado de la sección de Cultura del tabloide tiene por un teatrero muy amigo de Citlali y Jeremías a quien El Sur y el PRD han hecho dos veces director de cultura de Acapulco. Y ahora quieren que dirija el IGC.
Por mi desacato (negarme a “cortarlas” con Aguirre) El Sur me atacó con todo durante nueve años; a grado tal que cuando protesté en la inauguración de Fiesta de la Nao Juan Angulo se descaró y felicitó en su columna a Fabiola Vega y Citlali Guerrero “por el excelente espectáculo que nos merecemos los guerrerenses” (aunque él es chilango). Me dejaron en paz cuando escribí en un artículo que El Sur y La Jornada, al atacar con todo su poder a un ciudadano común e inerme, sólo lo volvían fuerte y famoso. Y me olvidaron.
Hasta este sábado 21 en que Anarsis Pacheco –que no sé cómo consiguió mi número de celular- me pidió que le concediera una entrevista sobre el PECDAG.
Estas entrevistas tienen tres bases: describen el proyecto del entrevistado y ponen en sus labios que el Programa es bueno pero que “en Guerrero faltan recursos”; (la tercera, la explico adelante). Ese fue el formato que El Sur usó para las entrevistas de dos de mis alumnos: Ari González y Astrid Paola. Empero, lo inverosímil no radica en el hecho de que Anarsis no sepa qué es El Sur; o en el hecho de que El Sur haya querido chamaquearme, sino en el hecho de que El Sur me pida una entrevista para saber mi opinión cuando cada semana subo a mi blog mi opinión sobre diversos tópicos del estado y la cultura. Blog que, en El Sur, cuando menos, tres personas leen obligatoriamente.
Lo sé porque en El Sur trabajan algunos amigos míos (espero que esto no desate una cacería de brujas) y porque muchos de mis artículos son replicados en sus páginas como noticias. Sólo por poner un ejemplo, este jueves apareció en la sección de cultura la nota de Anarsis Pacheco: “Se inscriben en el IGC 45 escritores al diplomado de Creación Literaria del INBA” en la que responde a algunos de los cuestionamientos que le hago a Alejandra Frausto en mis últimos envíos; y abunda: “el proyecto fue gestado desde el año pasado a través de la dirección de Patrimonio Cultural (en manos de Citlali) pues siempre se ha dicho (sic) que una de las carencias que hay en el estado y una necesidad primordial es la formación de los creadores”. Y he aquí la tercera base de las entrevistas de El Sur: ¿quién declara el sic?: El Sur. De esta forma, el tabloide cierra su propio círculo retórico y juega a ser el gran diseñador de la cultura en Guerrero (y de muchas otras cosas). Sólo hay que observar sus parámetros de medición de las necesidades de la cultura en Guerrero para medir el tamaño de su estupidez: “pues siempre se ha dicho”. Con ella, el grupito de Citlali se enquista ahora en el INBA una vez que con su marido han conquistado CONACULTA con sus encuentritos de escritores. De esta forma engrosan su número de seguidores y consolidan su cacicazgo cultural. Con la dirección de El Sur y la entusiasta ayuda de Alejandra Frausto. En el gobierno de Ángel Aguirre. En la era del PRD.
La nota abunda en que Iris García coordina este Diplomado pero, ni El Sur ni  Alejandra Frausto responden a mi pregunta: ¿bajo qué criterios seleccionaron a Citlali Guerrero para una dirección y a Iris García para coordinar este Diplomado? ¿Por qué ellas? si hay gente con más experiencia en Guerrero. De Citlali sabemos que tiene el respaldo de muchos políticos del PRD local. De Iris, que era esposa de Federico Vite y que daba un taller de cuento en el que sus alumnos le corregían las faltas de ortografía. Lo que ni El Sur ni Frausto dicen es que, al igual que ella, son imposiciones del PRD.
Amén de todo esto, la nota de El Sur confirma mi dicho: sólo 45 escritores locales (mis consejos funcionaron) recibirán instrucción en Acapulco. Para los demás guerrerenses, nada. Discriminación. Olvido. Analogía perfecta de nuestra historia nacional, en Guerrero sólo las elites y los grupos de poder tienen derechos. El resto de los mexicanos, no.
Le dije a Anarsis Pacheco: “Lo siento; no puedo conceder entrevistas a un diario que distorsiona todo lo que uno dice”. Creo que ella entendió. Gracias por eso.
Pero hubo otra llamada inverosímil. El lunes 23 a las nueve de la noche. Un señor que no quiso dar su nombre me dijo que el licenciado Everardo García Mondragón, Secretario Particular del Gobernador, quería que yo fuera a su oficina en Chilpancingo para que él me explicara el oficio del IGC. Le respondí que no tenía ni dinero ni tiempo para gastarlo en esas cosas, que tengo que trabajar para mantener a mi familia; pero que le agradecería mucho que le dijera al licenciado Mondragón que desde el 29 de agosto pedí una entrevista con el gobernador y que no me ha resuelto al respecto. El señor tomó nota y prometió darle el recado al licenciado Mondragón. Después corroboré que el número desde el que me habló era oficial y decidí esperar. Hasta este jueves que hablé para preguntar sobre mi petición. Después de varios intentos entró la llamada y, de forma entrecortada, una secretaria me dijo: “Dice el licenciado Everardo que le dará la cita con el gobernador hasta que estén dadas las condiciones”. Después de la carga marxista de la frase colegí que va a ser imposible que el gobernador me reciba: tiene que atender un rebrote de influenza, otro de violencia y uno del narco; aún está vigente el problema policiaco de Ayotzinapa y las elecciones tocan a la puerta. Será una larga jornada. Una de las grandes formas de la amistad es la comprensión. A Ángel le quedan tres años de gobernador. Ya habrá tiempo para un encuentro y para conversar. De momento daré vuelta a esta página y continuaré trabajando por mi ciudad y por mi estado como hasta ahora lo he hecho: con mis recursos propios. Prometí no tomar autopistas ni gasolineras y cumpliré. Espero que ustedes, apreciables lectores, continúen acompañándome en este ejercicio de libertades y de diálogo.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com

martes, 24 de enero de 2012

Apreciable C. Alejandra Frausto II


Yo, ciudadano
Apreciable C. Alejandra Frausto II
Gustavo Martínez Castellanos

Mi envío anterior generó varias reacciones positivas y una negativa (y una llamada inverosímil). A la amable lectora que me dice que sólo hallo errores en la gestión de Alejandra Frausto; quiero responder que también le he hallado el lado amable y, que, ante su necesidad de juntar muchos escritores para que el INBA no deseche su proyecto de erigir su Escuela de Escritores, le envío estas propuestas para llenar su Diplomado de Literatura.
1.- Pida al alcalde Manuel Añorve que le pague hospedaje, comida y alcoholes a cada asistente; a cambio, usted y ellos podrían pujar por él para que el PRI lo haga candidato a Senador. (Y vigile que no vaya a “colarse” al Diplomado el licenciado Figueroa Smutny).
2.- Publique en El Sur y La Jornada: “¡Este Diplomado es de puro alcohol y desmadre, ja, ja, ja!” “Aquí venimos a pasárnosla a toda madre, ja, ja, ja”. Así, sin duda, los amigos de Jeremías y Citlali vendrán de todas partes para inscribirse en él.
3.- Que Jeremías traiga a escritores del Pacífico (desde  Tijuana hasta Centroamérica) para que aparte de que el Diplomado luzca lleno de gente, se vea internacional y “cool”; no lleno de “acapulqueños nativos e indolentes” o de “guerrerenses violentos y pendejos”.
4.- Que Antonio Salinas aparezca en la invitación que envió Citlali junto a un barril o cajas de cerveza. Si lo hace otra vez con una sola cerveza Victoria en la mano los escritores que siempre invita a su Encuentro con cargo a nuestro erario no vendrán a su Diplomado.
5.- O que proclame a los cuatro vientos: “¡Este Diplomado sí da leche!, ¡que venga Aurelio Peláez a apretarle las ubres!” para que, por si no hay alcohol (ni desmadre) sus invitados cuando menos crean que al final podrán beber algo.
6.- O que Jeremías le repita a Gisela Ortega que es una “fulana” “valemadrista”, “irresponsable y mentecata” que “se ha destacado por su improvisación y evidente estupidez”, para que la Secretaria de la Juventud libere rápido el recurso que haga atractivo su Diplomado para los futuros escritores locales y éstos lo llenen de principio a fin.
7.- Que Citlali agilice sus gestiones “para que nos inunden escritores venidos de fuera”, (sabrá ella para qué). Total, también pueden usarlos para llenar su Diplomado.
8.- Que deje de llamarnos “nativos indolentes” a los acapulqueños y que Jeremías deje de llamarnos “guerrerenses violentos y pendejos”; para que, por si llegamos a asistir a su Diplomado, al rato no diga: “Ya ven; se los dije: son bien pendejos”.
Apreciable C. Alejandra Frausto; tal vez usted piense que las cosas no están tan mal como para hacer bromas, pero no hay otra forma de pensar en su Diplomado sino como un subterfugio para erigir su Escuela de Escritores porque posiblemente tienen todo armado y sólo les falta cubrir las apariencias. Vista así, su Escuela es otra imposición. Otro atropello.
Su IGC nunca pidió a los guerrerenses ni a la comunidad cultural su opinión sobre ese proyecto. Hasta El Sur, que hace unos días se autoproclamó “defensor del derecho a informar” guardó cómplice silencio. Todo se hizo a espaldas del pueblo.
¿Quiénes llegaron a la conclusión de que Guerrero necesita una Escuela así? ¿A través de qué instrumentos de medición? ¿Qué va a solucionar en una ciudad en la que, en promedio, no se lee ni se escribe? ¿Cómo evitar que beneficie sólo a un grupo de personas y que el resto de los guerrerenses siga sin acceder a los servicios culturales que este gobierno está obligado a brindarles? Por último: ¿Por qué enviaron la invitación al Diplomado vía e-mail (porque ahora sí enviaron invitación) y “a petición de Citlali Guerrero”? ¿Están usted y el IGC candidateándola para un puesto de elección popular?
La propuesta de su Escuela de Escritores es un error. En el oficio que me envió con copia al gobernador usted escribe: “Dependiendo de la demanda se evaluará la pertinencia de la creación de una Escuela de Escritores”. Con ello da a entender que usted no sabe cuántos escritores hay en Guerrero; ni cuántos aspirantes a serlo. Es más, no sabe cuánta demanda hay por una escuela así. Esa torpeza conducirá al INBA a malgastar recursos.
Además, realizar un Diplomado en lugar de un estudio de mercado para explorar la demanda, es tramposo. En el Diplomado no se discutirán ideas en torno a la erección de su escuela, sino con referencia al Diplomado. Y usarlo como parámetro de medición es indigno, porque todo diplomado termina con menos asistentes que con los que inició. Lo sabemos: para justificar su proyecto ustedes usarán sólo la lista de inscripción.
¿Dónde estará el campus? y, ¿quiénes serán sus maestros?; es evidente que Citlali y Jeremías no erigirán una escuela para que otros den clases y cobren en ella (ya les pasó con la Nao). Y es seguro que el INBA no soportará de su presupuesto el envío de maestros cada semestre. Si el objetivo de la Escuela es sólo enseñar a escribir ¿nadie le dijo que esa idea ya fue presentada a la SOGEM y que ésta la rechazó por irrealizable?
Antes, era muy bien visto erigir escuelas. Hacían falta. Ahora, sobran. Además, toda escuela pública en Guerrero tiene tremendos problemas laborales y financieros. Vea Ayotzinapa; la UAG, la UPN, Sentimientos de la Nación, los Tecnológicos. La OFA lleva sexenios sin aumento en su presupuesto; a su Conservatorio ingresan quienes tienen dinero. Su producción de músicos profesionales es mínima. Aunque usted no lo crea, la causante de esos déficits no es otra que la pobreza que padece Guerrero. Se lo anticipo: usted no invitará al gobernador a cortar el listón de una escuela productiva sino de otro elefante blanco. Como el Centro de las Artes en Acapulco y la fiesta de la Nao.
Además, en este momento erigir una escuela así sería una increíble falta de respeto al luto por los normalistas caídos. ¿Qué mensaje les enviaría este gobierno?, ¿de cinismo o de insensibilidad?: para los jóvenes de Ayotzinapa, represión y estrecheces; para el grupúsculo de Citilali, una escuela nueva. Que además consolidaría otro cacicazgo. Uno cultural. He intentado evitar que el gobierno de Ángel Aguirre pase a la historia como el artífice de esa aberración, pero usted se niega a ayudar.
Ante la realidad que cito, todas las propuestas que presenté al gobernador (y que aún no sé cómo es que acabaron en sus manos) exigen una participación de la gente con auténtica entrega al trabajo cultural -en cada región, en cada municipio- a través de concitar la investigación, el análisis y el conocimiento de lo que somos los guerrerenses. Mis proyectos buscan despertarlo. Erigirse sobre sus valores. Los proyectos que usted me ha enviado sólo buscan que el guerrerense se apoltrone y sea un espectador más que consuma los productos de sus amigos de fuera. Yo busco reactivar nuestra cultura y nuestra economía regionales. Busco engrandecer a mi estado. Ni usted ni nadie puede coartarme ese derecho ni el de pedirle al gobernador de mi estado que me reciba y me escuche. Nadie.
Las propuestas con que inicia este envío, apreciable C. Alejandra Frausto, no son de broma; están basadas en la realidad y en declaraciones de Jeremías, Salinas  y  Citlali. Que ahora usted y ella nos pidan que asistamos a su Diplomado y con base en mentiras, es otro insulto. Por ello, una última propuesta: Si nos quieren en su Diplomado deberían pagarnos para asistir. Lo digo en serio. ¿Por qué a escritores de fuera si se les paga y a nosotros no? Al menos, por su cargo, usted está obligada a desmentir a Jeremías cuando él dice que los guerrerenses somos “violentos y pendejos”. (En la próxima: la “llamada inverosímil”).  
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com;

sábado, 21 de enero de 2012

Apreciable C. Alejandra Frausto:


Yo, ciudadano
Apreciable C. Alejandra Frausto:
Gustavo Martínez Castellanos
El 19 de enero, después de siete meses de tratar de hacer contacto con ella, por fin se dignó a dirigirse a mí la C. Alejandra Frausto, “Directora General del Instituto Guerrerense de  la Cultura”. Lo hace a través de un oficio (IGC/DG-ACA/DEIP/016/2012) con copia al Gobernador, por vía e-mail y desde la dirección de Citlali Guerrero (Patrimonio artístico).
En su texto no da respuesta a mis preguntas de la serie “No confiamos” sino que “responde” al gobernador (no a mí) algunas las propuestas que entregué en varios fólders al secretario particular de Ángel Aguirre para su exclusivo conocimiento el 09 de enero.
El oficio me indica que mi propuesta “de realizar el Taller de Creación Cuentística” ya está cubierta por un futuro “Diplomado en Creación Literaria, coordinado por el INBA” que si “se puede replicar en las otras regiones de la entidad” y “Dependiendo de la demanda se evaluará la pertinencia de la creación de una Escuela de Escritores”. Al respecto la C. Alejandra Frausto me pide que le envíe a mis alumnos a dicho Diplomado.
“Sobre la creación de la Editorial Guerrero y la Biblioteca Guerrerense”, me dice que se “ha lanzado” (sic) “un Programa Editorial que tiene como objetivo difundir la literatura guerrerense y sobre Guerrero en el ámbito local, nacional e internacional” de cuyo, en la  sección “Los esenciales, se incluirán las obras de los escritores que forman la tradición literaria de la entidad, acompañados de estudios críticos sobre su obra”.
Y “Respecto a la creación de los certámenes de declamación y oratoria” de mi propuesta me recuerda que “ya existen concursos de estas disciplinas organizados por instituciones como la Secretaría de Educación Guerrero y la Secretaría de la Juventud”.
Deseo responder a ese e-mail no con copia al gobernador sino a los guerrerenses para su superior conocimiento. Y, agradecer a la C. Alejandra Frausto por haberme tomado por fin en cuenta después de que durante toda su gestión al frente del Instituto de Cultura de mi estado su actitud hacia mi persona como creador e investigador ha sido de inmerecido desprecio, discriminación, atropello a mis derechos –de audiencia y de petición- y desdén.
Apreciable C. Alejandra Frausto: algo que con su experiencia debería saber es que la inteligencia, como la vida, siempre se abre paso. También debería usted haber aprendido ya que la cultura de un grupo humano –estado, ciudad o aldea- no puede monopolizarse; que, a pesar de su puesto en esta administración, usted no es la depositaria del legado cultural de mi estado ni del de mis paisanos y que tampoco puede secuestrar el ejercicio gubernativo de ninguna administración. Los ciudadanos –aunque a usted le pese- contamos con la libertad de dirigirnos a las instancias superiores de nuestro gobierno para hacernos escuchar cuando los encargados de los niveles subordinados nos niegan ese derecho. Por todo ello, en ocasión de la invitación que me hiciera la Doctora Ángela Manzano a la presentación de la Revista Amate en Casa Guerrero (a la que usted no se dignó a asistir) fue que aproveché para dejarle al gobernador varios fólders con mis propuestas. No me explico cómo es que terminaron en sus manos, C. Alejandra; la felicito: tiene usted un excelente servicio de espionaje en Casa Guerrero.
Sobre todo porque ésa, su astuta movida, me ha dado la oportunidad de enterarme de lo que usted está realizando en su puesto de cultura. Y de lamentarme porque haya convertido a la cultura de mi estado en un evento cuya superficialidad –como todo desastre venido de fuera- tardaremos en subsanar los guerrerenses cuando usted se haya ido.
En primer lugar, déjeme informarle que un taller de cuento no es lo mismo que un Diplomado en creación literaria; no sólo por la diferencia de géneros sino por el tiempo y los recursos que comprenden. Al menos, mis talleres, tienen seis años, han generado sólidos escritores y han dado a Guerrero premios locales, estatales y nacionales. Además, son gratuitos, no le han costado un centavo a los contribuyentes. Aparte, son para todo mundo, no sólo para quienes “quieran profesionalizarse”. Vista de este modo, mi propuesta es más amplia, profunda y eficaz que la suya, y se la he ofrecido al gobernador para que funcione en todo el estado en las mismas condiciones y con los mismos resultados. Usted espera que su Diplomado junte gente para convencer al INBA de que erija aquí una escuela de escritores. Pero, si no consigue usted llenar su diplomado, ¿qué va a hacer? ¿Ni escuela, ni talleres? ¿Ya pensó en eso? No, no se preocupe, sé la respuesta: No ha pensado en eso, porque la ideota de la Escuela de Escritores no es suya, es de Citlali, de quien usted ya es la nueva marioneta. Lamento repetirle esto (porque ya se lo había advertido): la estupidez de Citlali es contagiosa porque su tesón es iterativo; con él convenció a Félix Salgado de erigir el Centro de las Artes en Acapulco y la fiesta de la Nao. Y ahí están sus resultados: el edificio lleva cuatro años sin ser terminado y la fiesta de la Nao lleva cuatro emisiones sin generar investigación ni análisis y sin dar un solo satisfactor ni económico ni cultural a Acapulco. Igual pasa con sus encuentros de escritores, si sirvieran de algo usted no estaría pidiéndonos a los talleristas locales que le mandemos gente. Pero, sobre su Escuela de Escritores, hablaremos después. Permítame tocar los siguientes temas de su envío:
Su “Programa editorial” tiene como criterio “difundir la literatura guerrerense y sobre Guerrero” ¿Sólo eso? ¿Y la investigación? ¿Y el análisis?  De la misma forma dice que los libros de su colección Los esenciales, irán “acompañados de estudios críticos sobre su obra”. De la autoría de ¿quién?, ¿de sus amigos del D. F.? Porque el proyecto que llevé al gobernador (y que no sé cómo acabó en sus manos, C. Alejandra) exige que esos estudios críticos sean realizados por investigadores guerrerenses (que los habemos, aunque usted no lo crea); y además, contempla la exigencia de que todos los libros se diseñen y se maquilen en imprentas guerrerenses. No se sorprenda, la idea no es mía, es del economista Ángel Aguirre Rivero quien se comprometió a potenciar la economía estatal privilegiando a las empresas guerrerenses. Claro, a menos que usted, a través de sus padrinos del D. F., ya lo haya presionado para que se desdiga de ése compromiso con nosotros, los guerrerenses.
Por último: quizá en sus clases de la escuela primaria alguno de sus maestros le haya dicho que aparte de la literatura existen otras seis artes ¿qué piensa hacer por ellas?, ¿nada? ¿Sólo privilegiará el área literaria porque esa beneficia directamente a sus amigos Citlali Guerrero, Jeremías Marquines, Iris García, José Dimayuga, Antonio Salinas y Federico Vite? ¿Les va a crear una Escuela de Escritores cuando hay tantas carencias en Guerrero?
C. Frausto (lo siento, ayer me enteré de que usted no tiene grado profesional, por eso la C.) le agradezco su envío. Lamento que hasta ahora -y como resultado de un acto de espionaje- por fin me tome en cuenta; sobre todo, porque si los funcionarios que rodean al gobernador atendieran y escucharan al pueblo cuando éste se los pide, tal vez los jóvenes Alexis Herrera y Gabriel Echeverría (qepd) seguirían vivos. No se preocupe, no tomaré autopistas ni gasolineras, aunque con sus atropellos usted me ha dado razones de sobra para que yo eleve una enérgica protesta. En su lugar, apreciable C. Alejandra Frausto, continuaré intentando ser escuchado por vías pacíficas. Yo no caeré en provocaciones que funcionarios como usted usan para orillar al pueblo a pedir, al fin, la caída de su propio gobierno.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com;
P D El poemita de Edgar Pineda que su administración cultural puso en la barda del IGC en Acapulco “en plena costera” (El Sur dixit) -entre otras- tiene terribles faltas de ortografía.

López Rosas en CNN

Yo, ciudadano
López Rosas en CNN
Gustavo Martínez Castellanos

En el noticiario nocturno de CNN de ayer 12, la comentadora hizo una apretada entrevista al licenciado Alberto López Rosas en torno al caso Ayotzinapa. El ex procurador lució animoso y hasta sonriente. Y su postura, en los diez minutos que duró la charla, no varió: “los policías guerrerenses no dispararon”. A pesar de las preguntas de ella que pretendían desviarlo de esa posición -entre las que figuró una sobre la responsabilidad que le adjudica el informe de la CNDH-, él se mantuvo firme. Esa firmeza, cercana al éxtasis místico, ha sido la tabla que hasta el momento ha mantenido a flote a López Rosas. Y -por lo que se ha podido ver-, aún vigente en los medios. Fuera de ello lo acompaña la misma soledad que los porfiados propician a su redor: el rechazo general.
Porque además, López Rosas no sólo continúa abogando por los policías que tuvo bajo su mando sino por llegar a la verdad del caso. Y ese ejercicio de fiscal, para el que fue entrenado antes y durante su cargo, desafortunadamente, no es del agrado de muchos.
Cuando fue alcalde de Acapulco, vivió rodeado de colegas, subalternos y amigos. Más tarde, como Procurador, fue respetado y temido. Hoy, nadie se ha puesto de su lado ni le ha manifestado pública e irrevocablemente ya no digamos una muestra de amistad sino cuando menos de solidaridad. Aunque sea, profesional.
Lo más sorprendente de su lamentable caso es que cuando fue alcalde de Acapulco una rémora de cultureros lo seguía a todas partes. De esa folclórica pandilla, un grupúsculo que aún intenta vivir sólo de la literatura engordó la hacienda y creció y políticamente bajo su protección. Pero, a pesar de que entre ellos se reconocen escritores, ninguno ha escrito nada a favor de su antiguo protector, hoy caído en desgracia.
Así, el teatrero José Dimayuga a quien nombró sustituto de Aída Espino en la Dirección de Cultura, guarda un silencio ominoso. Citlali Guerrero a quien hizo crecer cuando defenestró a Aída Espino, tampoco ha salido en su defensa. Jeremías Marquines, quien cobró con él como “asesor cultural” sólo lo ha hundido más al escribir –otra vez-  contra Aguirre Rivero. Federico Vite y Antonio Salinas, beneficiarios directos del poder político que el grupúsculo de Citlali y Jeremías adquirió con López Rosas, con su silencio, también le dan la espalda y con ello -así como los demás- lo señalan culpable de la muerte de los dos normalistas. Silencio acusador. Silencio de rechazo. Silencio.
Lo que es peor: todos ellos, probados jóvenesescritoresdelpacífico, tampoco han escrito nada que demuestre su dolor o su respeto hacia los jóvenes normalistas abatidos. Ni Vite, que ha vivido en carne propia la brutalidad policíaca. Para estos escritorcitos enanos de conciencia, los jóvenes cuentan sólo si les sirven como carne de cañón para adquirir más poder ante CONACULTA o el INBA. Burócratas cultureros, fieles sólo a los recursos monetarios, su mordaza es del tamaño de la tajada que esperan de los presupuestos.
En la entrevista de anoche, López Rosas pidió al gobierno federal respeto para él y su familia. Sabedor de los entresijos de la política en México no sólo se siente amenazado, se sabe solo. Y –con Ramón Almonte-, cierto de que el caso Ayotzinapa le arrebató peso y futuro político, militancia y tranquilidad. Peor aún: les arrebató hasta los amigos.
Así es la lucha por la verdad y la justicia en México. Un difícil camino en solitario.
No siempre: Alberto, recibe mi reconocimiento y mi admiración en un abrazo.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com

martes, 10 de enero de 2012

Ayotzinapa: ironías


Yo ciudadano
Ayotzinapa: ironías
Gustavo Martínez Castellanos

Un halo de rara ironía rodea a la Escuela Normal de Ayotzinapa: es sólo una escuela, pero su nombre le ha dado la vuelta al mundo. Y en andas de los aguerridos modos de pedir atención que tienen sus alumnos. Esa ironía opera por una parte en el hecho de que nadie puede negar que sus demandas sean legítimas y, por la otra, en que esa legitimidad no los autoriza a vandalizar y a aterrorizar al resto de los ciudadanos.
Empero, una vez que han satisfecho sus demandas esa ironía muestra su mayor profundidad: campus bien equipado; instalaciones deportivas semiprofesionales, comedor y dormitorios, becas y, además, plazas para sus alumnos. Recientemente Ángel Aguirre los visitó y les regaló un camión y un tractor. Además les subió el subsidio por alimentos. Mucho de eso conseguido a través de tomar autopistas, secuestrar camiones, asaltar estanquillos. Peleando con uñas y dientes su sagrado derecho a existir. Y existen. Pero en ese existir priva una profunda ironía: en su campus hay media docena de camiones secuestrados y un camión cisterna –también secuestrado- que les provee del diesel para esas unidades. Las empresas dueñas de esos camiones no los han reclamado. O si los han reclamado no ha habido ley ni policía que respalde ese reclamo; ni la denuncia por otros atropellos y actos de violencia de estos estudiantes. Esa tolerancia refuerza esa ironía ¿la consecución de sus satisfactores representa entonces el resquebrajamiento del orden legal? La respuesta parece ser afirmativa y -como no hay ley ni policía que la desdiga- inapelable.
Es entonces cuando vemos la ironía total que es la Normal de Ayotzinapa: es otro subproducto del sistema político mexicano. La impunidad a su libérrimo comportamiento aún en contra de las ciudades vecinas, de sus vecinos y de los medios de comunicación (también secuestran radiodifusoras) es una concesión gubernamental. Otra. Más aún: la Normal de Ayotzinapa  ha gozado de mucho más que fuero: ha tenido el privilegio de ser intocable en sus excesos por todos y cada uno de los últimos gobiernos en Guerrero.
Pero decir que ese fuero es sólo por acción de sus excesos sería una simpleza. Detrás de la Normal de Ayotzinapa existe una tradición muy guerrerense (como lo he señalado en  otros envíos): la de la libertad. La misma que animó a los independentistas surianos a seguir la lucha de Hidalgo, la visión de Morelos y la resistencia de Guerrero. La misma que hizo de Guerrero un dolor de cabeza para el gobierno federal y un sinsentido para el capitalismo durante el siglo XX: el guerrerense –recalco- prefiere ceder otros beneficios que entregar su libertad. En esa postura ctónica, su inserción a una idea del comunismo ha desviado –como en otros hitos históricos locales (véase Juan R. Escudero)- la atención del análisis del problema que la escuela representa. Porque cuando se lee en sus paredes: “Ayotzinapa, cuna de la conciencia social”, no se debe acceder a una visión ecuménica –o socialista- sino local y grupal: “la sociedad debe ser educada por nosotros los futuros maestros y con nuestra visión”. Una visión de lucha. De libertad.
Que, además, respaldada por la presencia espiritual de Othón Salazar, Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, no sólo pretende tener la razón, sino toda la razón. Una razón irónica –también-: Othón defeccionó en sus últimos años y Vázquez y Cabañas acabaron muertos a bala. La tradición los mimetiza. Y los conduce al error.
Esta admonición refuerza aquélla: como un subproducto de el sistema, la Normal de Ayotzinapa no puede observar su entorno porque se encuentra irremediablemente inmerso en él. Es parte de él. ¿Qué parte? La que le da al gobierno la oportunidad de redimir, de tolerar, de mostrar su lado ideológico y hasta humanitario. Cuando los normalistas –después de recibir las prebendas- se percatan de este juego, no les gusta y exigen más.
Sin embargo, esta visión es parcial. La Normal de Ayotzinapa, es Histórica, aguerrida, inquebrantable. Mazada o Numancia. Pero, como éstas, ahistórica; salvo para ese sentido ctónico local. Por ello, para ciertas corrientes políticas de pensamiento -también rezagadas- su existencia encubre perfectamente una perversión en sus tácticas que es capaz, como lo hemos visto, de fisurar la coraza que articula y protege al gobierno y a el sistema.
Ante tantas capas de representación, la Normal de Ayotzinapa sufre su más grande ironía: representar al guerrerense. O a lo guerrerense. En un estado en el que la UAG tiene adeudos históricos tremendos, en que las otras normales no acceden tan fácilmente a las plazas oficiales, en que otras escuelas no cuentan ni con aulas, la Normal de Ayotzinapa es un lujo. Una fractura en el sentido común: un contrasentido. Porque es histórica. Y porque es nuestra. Es nosotros. Algo más: el adjetivo y el pronombre tocan una parte oculta de nuestros temores: si la desaparece el gobierno -aún con lo aguerrida que es- ¿qué será de las demás normales? Peor aún: ¿qué será de la educación pública y gratuita? La Normal de Ayotzinapa -sin hipérbole- así, es una pesadilla: la parte oscura de nuestro propio espejo.
La marcha realizada en Chilpancingo el jueves 5 de enero (jueves pozolero, haberla hecho el día 6 hubiera sido una provocación) obedeció a ese juego. E –irónicamente- la Normal respondió con exactitud y limpieza al mismo y a su formación ideológica: seis estudiantes se arrojaron al piso de la explanada con manchas de pintura roja en el cuerpo. ¿Qué pretendían? ¿Concienciar a esos marchistas? ¿Detenerlos? ¿Autoridiculizarse?
Los espejos no funcionan sin objetos que reflejen la luz. Juego de imágenes, la visión política e ideológica de los normalistas –después de haber barrido calles- pretende borrar lo que son: “ayotzinapos” (adjetivo preferible a los insultos que la ciudadanía les ha gritado desde el 12 de diciembre). Pretenden adquirir de nueva cuenta sus grandes valores: la lucha y la conciencia social. El peso histórico. La representación popular y la limpia imagen de la zona rural del estado. Ya no pueden. Su exacerbación el día 12 de diciembre costó 3 vidas. Pudo haber costado más. La sociedad ha decidido dejarlos solos.
Porque, además, en el muy remoto caso de que consiguieran la caída de este gobierno y de que el siguiente tampoco les guste ¿qué harán? ¿Secuestrar camiones y calles otra vez? ¿Incendiar gasolineras? ¿Al estado? La sociedad parece haber previsto que con ellos el juego es de nunca acabar. Y ha decidido terminarlo. Se acabó. El jueves 5 rompió el espejo.
La sociedad exige también sus garantías. En una marcha, en las urnas, en los diarios.
Que eso no le agrade a muchos y que por ello vociferen, insulten y conspiren, es parte de nuestra vida democrática. Lo que la sociedad no puede permitir es que las injerencias -vengan de donde vengan-, alteren para mal su buen discurso. Su proyecto. Jóvenes y aguerridos, pero dentro del sistema –los hay quienes defeccionan: se van de braceros- son una torpe ironía cuando se habla de conciencia; y, sobre todo, de conciencia social.
En Guerrero elegimos a quien nos gobierne del 1º de abril de 2011 al 1º  de diciembre de 2015. Es irónico que hoy un pequeño sector de la sociedad no pueda vivir con eso. Más aún cuando la mayoría empieza a expresarse dentro de los márgenes que las libertades le confieren. Esas minorías deben atender a tiempo a esa expresión de libertad mayoritaria; de lo contrario, al igual que los aguerridos normalistas, terminarán por quedarse solos. No hay pueblo tan ciego que no detecte a tiempo quien porta el cerillo que pretende incendiarlo. Ni gobierno tan tolerante que esté dispuesto a permitirlo.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com

domingo, 1 de enero de 2012

Gobernabilidad


Yo, ciudadano
Gobernabilidad
Gustavo Martínez Castellanos

Toda innovación tecnológica tiene un espacio de bienvenida que genera euforia, sobre todo si en ese periodo rebasa las expectativas que el consumidor considera positivas. Con Twitter y Facebook lo vimos en el derrocamiento de los regímenes autoritarios del norte de África. Sin embargo, esa euforia deviene en decepción cuando la innovación y sus servicios nos conducen al error. Lo vimos con el Positivismo hace un siglo y, en Guerrero, recientemente, con el caso de los disturbios de la Autopista del Sol en que perdieran la vida dos estudiantes normalistas. Las imágenes que captaron los testigos le dieron la vuelta al mundo en segundos; pero ninguno se preocupó por investigar si el enlace “estudiantes abatidos a tiros – policías ministeriales armados en posición agresiva” era lógico. O si uno era consecuencia de lo otro. Esa euforia –que aún no sabemos de donde partió- irracional e instantánea, arrojó como resultado la inmediata privación de la libertad de los policías locales y el lapso en el que los presuntos autores de esas muertes pudieran menguar las evidencias. De hecho, hasta ahora, esa euforia, ha impedido que se haga justicia tanto a los estudiantes asesinados como a los policías inocentes porque generó un espacio de revuelta en el que la gobernabilidad del estado de Guerrero se vio amenazada. Espacio en el que los guerrerenses revivimos el temor de regresar a los tiempos en que desde “el centro” se nos imponían gobernantes, y la voluntad popular era acallada con subterfugios y violencia.
Si bien no hay ley que justifique la pérdida de vidas humanas -más aún si son inocentes-; tampoco es benéfico que por un problema –de cualquier orden- un estado tenga que caer en la ingobernabilidad. Si nuestros avances políticos y sociales no nos hecho arribar en México y en Guerrero a la erección de un Estado con instituciones sólidas, entonces merecemos aún la tutela del “centro”. Así, somos indignos de la democracia.
Con base en esta visión –considero- es que actuaron a tiempo y eficazmente el gobierno de Aguirre, el ex fiscal Alberto López Rosas y el ex Secretario de Seguridad, Ramón Almonte. La euforia desatada en torno a aquél fácil pero falso enlazamiento ni siquiera se detuvo a observar la lógica de los tiempos: los policías locales armados llegaron después que los policías no armados; sucesión sólo explicable a partir de que la orden de que llegaran desarmados era para resguardar la vida y las propiedades de los demás ciudadanos ante un grupo de estudiantes enardecidos; y de que éstos primeros policías hayan reportado que había disparos con arma de fuego en el lugar de los hechos. Entonces, la segunda orden posiblemente fue, que para resguardar a esos ciudadanos y a los primeros policías, un segundo grupo llevara armas pero que no las usara. Las pruebas de radizonato así lo confirman: nunca las usaron. Los policías guerrerenses no disparan ni matan a ciudadanos guerrerenses. Son inocentes.
Pero ya era difícil detener la euforia, a pesar de los llamados del ex procurador y de sus denuncias: “Los homicidas son otros. Los policías locales son inocentes”. Las redes sociales –y sus instrumentos tecnológicos- se equivocaron e hicieron equivocarse a los medios electrónicos y a los medios impresos. Y a todos los analistas.
Inclusive este error, generó otra ola de euforia: la del rechazo hacia la escuela Normal de Ayotzinapa y a los métodos de protesta de sus estudiantes. Una sociedad cansada de plantones, marchas, pintas, bloqueos, disturbios y saqueo a estanquillos les hizo llegar, a través de otros analistas un “ya basta” que exigía inclusive la desaparición de la escuela. Entonces, los muchachos se disculparon y barrieron calles en señal de contrición.
Pero no han cejado en su petición de destituir a Ángel Aguirre, sobre todo porque, los muchachos -y los radicales actuantes políticos e ideológicos que los apoyaron-, han observado que no es posible que Aguirre sea destituido sino que puede surgir con más fuerza y más estatura de este nuevo embate contra su gobierno. Por ello también piden las cabezas de Humberto Salgado Gómez y el mismo López Rosas en espera de que el motivo de su lucha y su inercia no se detengan y terminen desprotegidos por sus aliados naturales y ciertos medios de comunicación.
A los guerrerenses con un buen uso de la memoria no nos agrada la ingobernabilidad, por ello, si en su momento pedimos prudencia y justicia para no darle una oportunidad al desorden, también confiamos en que el gobierno de Ángel Aguirre demostrará que la ingobernabilidad cede ante la justicia y la razón. Que no hay cacerías de brujas que ennoblezca al buen gobernante. Que la revancha o la venganza –así sean en el ámbito de la política- resultan indignas para el gobernante moderno. Experimentado.
Durante su campaña señalé que Aguirre poseía la experiencia y la sabiduría para hacer un buen gobierno. Sin embargo, quienes tienen intereses por desestabilizar al estado seguramente continuarán maniobrando desde las sombras y desde la inmediatez de las redes sociales a un sector social que nunca pidió justicia, sino inestabilidad. Caos.
El lamentable suceso del 12 de diciembre, puede y debe servirnos a los guerrerenses como ejercicio de análisis y de observación de nosotros mismos en tanto sociedad atenta a nuestros problemas. Debemos estudiar el entorno en el que nos movemos como grupo humano y, a su vez, apreciar la percepción que de nosotros mismos tenemos. Debemos evitar el desafuero, la acusación a priori, el señalamiento lesivo y las guerras mediáticas. Ya la violencia por el narco y sus consecuentes crisis, los altibajos  en la economía y  nuestros rezagos ancestrales son suficiente motor de arranque para un análisis profundo de nuestra identidad y nuestro destino. No olvidar que con referencia a la federación somos un estado joven; y más aún con referencia al mundo.
Pero sobre todo, no debemos perder  de vista que 2012 es año de elecciones.
Y que la política se ha tecnologizado. ¿También se deshumanizará?
Sin la presentación de los culpables de la muerte de los estudiantes normalistas nos atrevemos a pensar ¿valen una elección o un gobierno la vida de otras personas?
Por ello considero que López Rosas debe continuar en su puesto. Ha demostrado que trabaja con profesionalismo. Entrega. Con la entereza con que encaró al presidente Zedillo en Acapulco. Dio con los agresores de Guillermo Sánchez y con los asesinos de Moisés Villanueva y Érick Estrada. Demostró que sus policías no fueron culpables en el caso Ayotzinapa. Le falta resolver el asesinato de Armando Chavarría y debe responder por la privación ilegal de la libertad y la tortura que los estudiantes aprehendidos sufrieron ese fatídico 12 de diciembre.
También confiamos en que le dé seguimiento a la denuncia de su ex directora de Cultura Aída Espino contra Félix Salgado –que quiere ser diputado-, Fabiola Vega y Citlali Guerrero por desvío de recursos, usurpación de funciones y lo que resulte. López Rosas tiene mucho trabajo este año que entra. 2011 ya se fue. Año marcado por la violencia, el dolor, el luto, el llanto. Por la puesta a prueba –una vez más- de un país que aún se busca a sí mismo. Y un estado cuya más grande esperanza siempre será su gente. Siempre su gente.
Próspero 2012 a mis amigos y lectores.
Te abrazo Acapulco, donde sea que estés.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com