viernes, 28 de diciembre de 2012

El air show: coherencias

Yo, ciudadano
El air show: coherencias
Gustavo Martínez Castellanos

Hace una semana que el air show no cumplió parte del compromiso de que sus aviones volaran tres días sobre playa Revolcadero.
Las razones por la cuales no cumplió no tienen ninguna importancia; que haya dejado al descubierto su vulnerabilidad, sí: hoy sabemos que cualquier funcionario menor puede bajarle el switch en cualquier momento y su organizador no podrá hacer nada para evitarlo.
En México, esta vulnerabilidad no es nueva. Lo nuevo es que haya promotores de espectáculos que crean que nunca les va a pasar.  El exceso de confianza en las autoridades locales también da cuenta de que el promotor del air show olvidó que “siempre hay un pez más grande” y de que en México se perdona todo, menos la ingenuidad. Sobre todo si no se puede garantizar que “el show debe continuar” y no se cuenta con un “plan B”.
Sin embargo, lo sucedido alecciona en algo más: contratar espectáculos como el air show para solucionar el problema de promocionar a Acapulco denota, nuevamente, que las autoridades y los empresarios del ramo turístico no tienen ya confianza en el producto que  venden: sol, playa, arena, descanso y un largo  etc.
En efecto, desde hace años se pronosticó la muerte del modelo turístico que aún priva en Acapulco y, aunque ha dado muestras de no querer expirar, los subterfugios de los que echan mano los turisteros y las autoridades actuales no pueden ser más alarmantes. Como sus resultados: la huída del turismo extranjero, de los spring breakers y de los cruceros; sólo por mencionar tres de los más significativos pues generaban ingreso de divisas.
Por si fuera poco las contradicciones en que incurre constantemente el gobernador Aguirre Rivero en su discurso ayudan a acrecentar la desconfianza en los mercados turísticos, sobre todo estadunidenses; la última, fue en el sentido de que el incumplimiento del air show no redujo el flujo turístico porque Acapulco es en realidad clima y naturaleza.
En efecto, Acapulco tiene bondades y virtudes naturales que deben ser potenciadas para causar buena impresión en ese nicho internacional. Nadie puede bajarle el switch a nuestro sol, a nuestro mar, a nuestro clima, a la calidez de nuestra gente. A lo que somos. Pero nadie en el mundo se atrevería a visitarnos si entre esas ventajas privan la inseguridad, la violencia y la falta de seriedad de las autoridades que por una u otra razón deciden cancelar un espectáculo al último minuto.
La confianza también es un valor y si el gobernador minimiza los alcances de una acción como la perpetrada contra el air show no es posible confiar en su gobierno.
Aparte de la vacilación que el gobierno demuestra con esa postura que parece decir “Ni me dolió”, existe otra, cuya profundidad ha sido obviada por los analistas: si Acapulco es bellezas y bondades naturales y la cancelación de última hora de espectáculos como el air show no  merman su flujo de turistas, entonces ¿para qué contratar esos espectáculos?
Más aún: para qué contratar tantos?
Es bueno que este gobierno dé rápida respuesta a los problemas que se le atraviesan (aunque sea sólo a través de un discurso) pero también sería bueno que mostrara coherencia. Aunque sea sólo en el mismo nivel, porque la coherencia también es un valor. Y el sensible mercado turístico no es ajeno a su vacío.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com

miércoles, 14 de noviembre de 2012

La fiesta de la nao o por qué los globos de este gobierno no se elevan


Yo, ciudadano
La fiesta de la nao o por qué los globos de este gobierno no se elevan
Gustavo Martínez Castellanos
En uno de los viajes de la nao de China llegó a Acapulco la primera palmera que apareció en nuestras costas. Todas crecen inclinadas contra el viento que viene  del mar.
Más de cinco siglos después, en Acapulco, un piquete de pillos asaltó el presupuesto del área para un festival con tintes culturales que celebraba la fiesta de cada arribada de esa nave construida en cualquier parte del mundo hispano, nunca en México. La última versión de esa fiesta inverosímil encajó perfectamente con la noticia de que el gobierno de Peña Nieto gastará mil millones de dólares en astilleros gallegos en detrimento de nuestra economía, nuestro empleo y los astilleros nacionales. Medio milenio más de atraso.
El arribo de cada nave se daba a finales de noviembre; en esas fechas los alisios –o vientos dominantes del norte- y la corriente marítima hemisférica empujaban a la nao hacia la costa americana una vez alcanzado su máximo punto en el septentrión oriental.
El sitio en el que se resguardaba la nao en su estancia en Acapulco es el actual club de yates. En un rincón de ese rincón de la bahía, subsiste el viejo astillero en el que se le hacían reparaciones; ahí, hoy, todo carpintero rivereño sabe lo que cualquier parachute ride nunca debe olvidar: navegar con el paracaídas siempre abierto contra el viento: es decir, contra el horizonte, porque el viento siempre sopla del mar. Siempre sopla del mar.
El comercio con oriente fue un negocio hispano, pero, según el director del Fuerte de San Diego, también un hecho histórico; por eso –aduce- se hace la fiesta de la nao. Sin embargo, olvida que la toma del fuerte de San Diego por Morelos también es un hecho histórico y por él no hace ni promueve fiestas. Su estulticia e ignorancia son lastimeras, y recientemente alardeó de ellas al decir que Morelos sitió al Fuerte unos meses, cuando en realidad sitió a la ciudad de Acapulco y a su fortaleza por más de dos años.
La fiesta de la nao, así, es otra celebración al conservadurismo local (Elthon John en Chapultepec), a tono con las fiestas patronales católicas con las que, este año, se confundió: los cohetes de su clausura estallaron junto a los cohetes del día de San Judas. Pero no sólo eso, también se fundieron con la celebración de la erección del estado de Guerrero: mientras en Chilpancingo había júbilo por la creación de nuestra entidad en Acapulco había júbilo por el comercio español que motivó nuestro atraso y miseria económicos.
Pero no todo es fiesta; días después, contra la muralla de hoteles que cercan la playa, una parvada de globos aerostáticos pugnaba por elevarse y sus dueños lo impedían porque el gobierno ignoró todo lo que cualquier lanchero o pescador sabe de sobra: el viento que sopla del mar los hubiera estrellado contra los hoteles, las luminarias o contra el cableado eléctrico, y aquello hubiera acabado en un desastre sobre la ciudad. Otro.
Por eso la cultura en Guerrero tampoco despega: este gobierno encubre nuestras carencias con fiestas y además las etiqueta como eventos culturales mientras lo que somos, nuestro conocimiento y análisis más elementales son soterrados al arcón de trebejos.
En el colmo, la idea de fiesta de este gobierno es macabra: en el póster del Air Show de este año parece que los aviones de guerra riegan napalm sobre nuestra costa. Anticipando ese desastre, la SCT les negó el permiso para volar sobre la bahía y la ciudad.
Agradezco la invitación a la fiesta de la Nao, no fui pero estuve pendiente. También agradezco la idea de que la fiesta de la nao se funda con el Fandango Guerrerense, auténtica celebración nuestra. Espero que algún día sean sólo una, un solo fandango: el nuestro.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com;






martes, 13 de noviembre de 2012

El María Luisa Ocampo: descréditos



Yo, ciudadano
El María Luisa Ocampo: descréditos
Gustavo Martínez Castellanos
Se realizó la edición XIV del concurso literario guerrerense María Luisa Ocampo. Ganaron, en las disciplinas de poesía y cuento, dos jóvenes que también habían ganado concursos locales anteriores pero cuyo jurado nunca fue hecho público.
Fuera de la calidad de los trabajos premiados y del currículo de cada una de ellas –que algunos medios usaron para justificar los premios anteriores-, el María Luisa Ocampo cayó, en esta emisión, en el más ignominioso descrédito a través de dos descalabros.
El María Ocampo pedía no más de diez cuartillas de cuento y poesía; en esta edición -sin que aún se sepa por qué- el IGC decidió pedir libros e incluyó la disciplina de teatro.
El aumento de páginas de los textos concursantes podría deberse a que aumentó el monto del premio; aunque hasta ahora el IGC no ha dicho el porqué de ese aumento.
Estas decisiones propiciaron que los concursantes no tuvieran a tiempo sus trabajos y el día del cierre había muy pocas obras participantes. El IGC resolvió eso ampliando la fecha de recepción aún cuando la convocatoria ya había cerrado; no podía ni debía recibir más trabajos, pero prefirió dejar asentado que las fechas de cierre son letra  muerta.
Hay quien asegura que el IGC violó su propio reglamento para dar tiempo a los amigos de Citlali y de Jeremías a que terminaran sus textos y pudieran registrarlos. Nadie puede garantizar que entre los trabajos que llegaron después del cierre no iban los que fueron premiados. Nadie puede negar que el IGC les dio ventaja sobre los demás.
El otro descalabro fue que el IGC premió cuento y poesía pero no teatro. Hasta hoy el IGC no ha informado si ese género del concurso fue declarado desierto y porqué.
Tal vez porque quien lo ganó no es amigo de Ciltali ni de su esposo. O tal vez porque el ganador tiene más de treinta y cinco años y este gobierno sólo premia a jóvenes, (como quienes ganaron en poesía y cuento). O por ambas razones. ¿Cómo saberlo si en el IGC todo es a gusto y beneficio de sus directivos y de sus amigos?
En días pasados el gobernador Aguirre Rivero arremetió contra los guerrerenses al acusarnos de “no sembrar valores en nuestros hijos”. Es de lamentar que él no voltee hacia su administración para observar que en el caso del IGC se inserta a jóvenes creadores en la corrupción, pues para que unos ganen se violan los reglamentos y se ajusta todo a su favor sin que importe el esfuerzo de los otros participantes, el respeto a las instituciones y a la sociedad. Cadena de corrupción que, por supuesto, se replica en toda dependencia.
Ante eso sólo queda lamentar que un concurso como el María Luisa Ocampo, que llevaba trece emisiones sin descalabros, haya caído en el descrédito con este gobierno.
Y recordar al gobernador que no todos los guerrerenses apuñalamos a nuestro estado; en febrero, el de la pluma rechazó su derecho a cobrar sesenta mil pesos que había ganado limpiamente en el Programa Estatal para la Cultura y las Artes PECDAG en protesta por la corrupción en el IGC; y llevo seis años dando gratis clases de literatura a mis paisanos.
Así, miles de guerrerenses trabajamos a diario con desprendimiento, honestidad y orgullo por Guerrero, nosotros no lo hundimos. Cuando el gobernador quiera hallar a los culpables de nuestro atraso que busque primero en el gobierno.
En la próxima: “La fiesta de la Nao o porqué algunos globos no se elevan”.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com;
El encuentro Multidisciplinario Interinstitucional Itinerante “Arquitectura de México. Historia en Acuarelas” estará en Guerrero el 30 de noviembre. Adjunto invitación.

Aguirre: interpretaciones


Yo, ciudadano
Aguirre: interpretaciones
Gustavo Martínez Castellanos
Las recientes y polémicas declaraciones del gobernador Aguirre Rivero exigen una interpretación más amplia que la que los medios y los actores involucrados les han dado.
Que haya dicho que taxistas, hoteleros, restauranteros y discotequeros de Acapulco, Taxco y Zihuatanejo de alguna manera trabajan en el trasiego y venta de drogas en esos enclaves resulta exagerado y además alarmante porque es también una invitación abierta a todo drogadicto a venir a Acapulco a drogarse porque -según el gobernador- aquí se puede encontrar  fácilmente estupefacientes en todas partes y en todo momento.
Que haya dicho que los medios sólo dicen cosas malas de Acapulco y callan las cosas buenas no habla nada bien de su política de comunicación social; además deja traslucir que lo medios han detectado que en este gobierno hay dinero, y que quieren su parte.
Que haya dicho que la violencia se genera desde los hogares porque los padres no convivimos con nuestros hijos ni les sembramos “valores” denota que Aguirre olvida que el Instituto Guerrerense de Cultura impulsa en nuestros barrios graffiti, conciertos de rock y otras expresiones que llevan en diversos niveles trasfondos de violencia.
Lo peor de todo, empero, es que sus desafortunadas declaraciones lo rebajan al nivel del laureado poeta tabasqueño –que medra en la cultura local- que ha pregonado que en Guerrero todo es oprobio y que todos los guerrerenses somos pendejos y violentos por naturaleza; con la diferencia de que Aguirre Rivero está mejor informado y tiene un ánimo distinto con referencia al problema: su gobierno ha gastado enormes sumas de dinero para promocionar el turismo del Triángulo del Sol y los resultados han sido magros. O nulos.
Tal vez la frustración que lo orilló a denostar a su propio pueblo se deba a que considera que en su administración todo es transparencia y eficacia. Y a que ha olvidado los reiterados señalamientos de corrupción que los ciudadanos –no los medios- hemos hecho de las diferentes áreas de su gobierno: como aquél de Tierra Caliente que recientemente le dijo en una gira a esa zona: “Gobernador, primero limpie su casa y luego salga a barrer la calle”.
En efecto, fue un exceso decir que los trabajadores del volante y del turismo guerrerense están metidos en el narco; que los padres descuidamos a nuestros hijos y que los medios sólo publican cosas malas; alguien debió haberle sugerido que matizara, que señalara que unos o algunos están frenando los esfuerzos de su gobierno y de su pueblo por avanzar, pero hasta sus asesores se han de haber sorprendido de que arreara parejo y de que arremetiera de una vez y sin respiro contra todos… y lo dejaron desbarrancarse solo.
Y exponer que fiestas de la Nao, Acapulco en su tinta, Acuérdate de Acapulco, globos aerostáticos y avioncitos de guerra no han servido para nada; que la idea de cultura de su gobierno es de una penosa superficialidad y que en lugar de quejarse debe empezar a cambiar sus estrategias: no es con publicidad (ni buena ni mala) como se gobierna un estado como el nuestro, sino con proyectos y planes basados en realidades casi ancestrales que exigen no sólo cambios culturales sino civilizacionales –como se lo anticipé en otro texto al inicio de su mandato.
Para eso, primero tiene que cambiar su forma de concebir al gobierno y al pueblo para el que trabaja. Y –nuevamente-: limpiar la casa desde dentro; porque tal vez no se dio cuenta pero con su desafuero el gobernador también expuso de sí mismo que hasta ahora no ha sabido cómo encauzar positivamente las potencialidades del pueblo guerrerense.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com;

miércoles, 31 de octubre de 2012

Del día de muertos



Yo, ciudadano
Del día de muertos
Gustavo Martínez Castellanos

Tres eventos culturales a revisión: el concurso de poesía, cuento y dramaturgia María Luisa Ocampo, la fiesta de la nao y la celebración de día de muertos.
La celebración de día de muertos de este año viene signada por el hecho de que será la última del sexenio de Felipe Calderón. Esta observación va acompañada de dos datos únicos: por primera vez en la historia de ambas naciones –y de sus respectivas celebraciones- los medios electrónicos admiten, por un lado, que ni el Hallowen pudo ingresar a nuestra cultura; ni nuestra celebración de Días de Muertos terminó del todo pura.
Esta declaración que escuché a una comentarista de Milenio noticias iba acompañada de una palabra difícil de digerir para la idiosincrasia de ese medio: sincretismo.
Por supuesto, la visión es una concesión a la cultura estadunidense y, como siempre, una merma a la nuestra: el Halloween no ha podido crear un espacio de interacción cultural en México con nuestra celebración de Días de Muertos porque aquella sólo se celebra -y de forma mexicanizada- en ciertos estratos, para mayor precisión: los de clase media. Aunque no sé qué celebren estos días –si es que algo celebran- nuestras clases altas nadie puede negar que nuestros intelectuales se inclinan indefectiblemente por la profundidad de Días de Muertos en todas sus manifestaciones. Y, en el otro extremo, la cultura popular.
En ese sentido sobresale el segundo dato: el fin del sexenio de Calderón conlleva un tremendo empuje publicitario que intenta cubrirle las espaldas en la recta final de su mandato (le queda sólo este mes). Una avalancha de innovaciones, bondades y virtudes del sistema dando cuenta de nuestros “avances” y de nuestros “progreso y desarrollo” puede verse en a publicidad del gobierno federal. Avalancha que intenta sepultar la cifra de más de 60 mil muertos que costó su guerra contra el narco (más 150 mil, según cifras de Washington) y el análisis que pudiera decirnos qué tanto hubiéramos avanzado en serio en todos los rubros de la vida nacional (desde la economía hasta derechos humanos) si el ejército ni hubiera tomado las calles e intimidado con su presencia todo el espectro de nuestras cotidianidades.
Más aún: el análisis que con referencia a la muerte y sus manifestaciones ha vivido el pueblo de México en este sexenio en particular.
¿Murió también el México que le cantaba a la pelona, el que se enamoraba de ella, el que la tenía “parida”, el que le pedía un beso, amor, lealtad y entrega de mujer? ¿El que la retaba, la pedía, la exigía a gritos o en silencio no como un sedante para el dolor sino como una constatación de que la muerte no es el último escaño de la vida; sino uno más; otro, cotidiano y relativo? La muerte nuestra de cada día, pero hogareña, dulce, materna; la que nos legaron nuestros grandes movimientos armados y el sincretismo único de las visiones precolombina e hispánica durante la conquista, ¿ha muerto, como dice la televisión?
En el vacío de ese análisis, la publicidad delgobiernodelpresidentedelarepública pretende insertar esa idea del amalgamiento con el Halloween, también para acallar la especulación: si a cada generación le es dada armar el rostro, el sentido, el objetivo de la muerte ¿que es lo que esta generación nuestra, de la guerracontraelnarco, dejará?, ¿cuál será nuestro legado a esa historia de nuestra cultura de la muerte? Espero que no el silencio.
En las siguientes: el María Luisa Ocampo y la fiesta de la Nao.
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viernes, 26 de octubre de 2012

Viva la patria chica



Yo, ciudadano
Viva la patria chica
Gustavo Martínez Castellanos

Viva la patria chica, la primera madre, la jubilosa fiera que se oculta tras montañas y veredas, la india grande y pura, fuerte y noble, joven venada, anciana lechuza, multicolor serpiente de papel de amate (ojos de plata y escamas de oro). La que se ha ido mostrando con sus dientes de mármol y verdes serranías en cada vereda en cada camino, en cada abrazo del Balsas y en cada recodo de costa a todo aquel que la busca. Y la encuentra.
Viva morena, dura, de pechos grandes, muslos de caoba, acezante tigra, toda oscuras rayas, profunda en el brebaje y el hechizo, chispeante en la sonrisa y la palabra. Maderas y metales encendidos, la patria chica refulge entre la noche camino de rescoldos en el universo, así transcurre, enorme río borrando los pasos de cometas comiéndose satélites y dioses quitando con sus manos niñas todas las demás cosmogonías.
Viva mestiza, salpicada a estrellas, caracolas marinas y brillos de barroco, elevada en torres y en mixtificaciones, andar en zancos de retóricas y artes liberales, erecta como una verdad, sirviente como un bálsamo. Si la fuente salta en el cántaro de su barro más profundo guarda una idea, la bebe a sorbos, en el sediento camino de los siglos y a su paso, la libertad y la verdad florecen.
Viva blanca y virgen, arrebatada de plata y perlas. Nubes que bajan a abrevar en los arroyos la espuma que desechan los encajes y que bordan al mar contra la costa. Luna de siempre, hueledenoche tibio, coco candente, albo vestir de gaviotas y algodones. Bajo la bruma en la mañana, duerme en un nicho defendido por calles y crucetas ontológicas, y cuando despierta, el sol presume haber parido un lucero.
Viva rebelde, indomable, sedienta de libertades y caudillos, castiza, medieval, barroca. Encendida a cada proclama, manos pendientes del filo y de bridones,  bronca en el puño y en los dientes, ardua con punzones de metales. Ante el empuje del tiempo, aferrada al estamento primigenio: mi casa es mi sombra, mi patria lo que mi ojos ven. El aire que me llena los pulmones es mío desde ante de ser mío como mía es el agua que imagina mi sed, bañada de reductos milenarios y sales originales. A cada raíz que busca subterráneos sueños corresponde un latido de mi corazón: fruto y piedra fundamental, tormento y terror de mis enemigos. La libertad ni se da ni se pide: se vive ¿Acaso hay otra cosa?
Viva nueva. Un tañer de campanas la levanta en las mañanas y la eleva al cielo, vuelo de palomas, tejados felices, sierra y mundo. Torres de comunicación y aviones extraviados, hoteles de quince pisos y malls repletos. Allá donde la autopista se funde con el vuelo del zanate esculpe el cielo una pregunta, otra: ¿y luego?
Luego la nada. Surgida de un sueño de guerreros contumaces, la patria chica se erigió a sí misma en las crónicas primeras. Oculta en la retórica sumisa de los tinterillos y los leguleyos: susurro en el cuarto de un enfermo, pero viva y potente como un meteoro.
Ese sueño sueña que es soñado: algún día regresarán esos gigantes que entendieron con el corazón y el alma el soplo divino de la erección de la patria chica y ella volverá a ser mansa; pan de maíz, agua de coco, miel y fruto. Jaguar que duerme eternidades mecido sobre el núbil muslo de la historia.
Te abrazo Guerrero, donde quiera que estés.
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martes, 9 de octubre de 2012

La Nao. Respuestas.



Yo, ciudadano
La Nao. Respuestas.
Gustavo Martínez Castellanos

Llegó a mi bandeja de entrada una petición: “por favor denme su opinión; es muy importante”, sobre el tema de la fiesta de la nao de china que hace seis años crearon Citlali y su esposo, el laureado poeta ganador del premio nacional de poesía Aguascalientes 2012 para limpiar el rostro de Félix Salgado Macedonio durante su caótico trienio.
Mi remitente reclama que los epítetos que el “poeta” emite desde un “rincón de la web” contra Mari Trini Suchowitski son injustos ya que él, su flamante esposa y Fabiola Vega ex Secretaria de Desarrollo Social hicieron una A. C. para cobrar regalías por esa fiesta pagada con dinero público. El portal de esa A. C. fue cerrado en la web, cuando se cansaron de que nadie les hiciera caso. Hoy, quieren revivirlo.
La diatriba que el connotado poeta emite contra Mary Trini -insultos personales incluidos- dice que la fiesta de la nao fue hecha para “divertir a la gente y elevar su gusto por auténticas manifestaciones culturales”. Y que la Suchowitski “acorrientó” todo eso.
Pero no menciona los objetivos que Fabiola Vega expuso después que el cabildo aprobó el gasto para la fiesta: atraer turismo en noviembre (novhambre) y generar empleos. En cambio, reclama a Alejandra Frausto que quiera “regenerar tejido social”.
Todo esto sólo afirma lo que vaticiné hace seis años: la fiesta de la nao es un tiradero de dinero al gusto de nuestros gobiernos y un atraco más a lo que somos.
El comercio transcontinental que durante 250 años comerciantes de Sevilla realizaban usando a Acapulco como puerto de paso no dejaba ningún beneficio ni a Acapulco ni a la Nueva España porque de aquí sólo salían plata, funcionarios y monjes; y de Filipinas llegaban productos suntuarios que la nobleza peninsular consumía gracias a las altísimas rentas que recibía de sus posesiones de ultramar. Lo que es peor: esos productos no podían ser manufacturados aquí, porque la corona española nos prohibía desarrollar industria y empresa. Comercios como el de la Nao apuntalaron la miseria y el atraso de este país. Por ello he dicho siempre que celebrar a la Nao de China es celebrar los despojos que hemos sufrido desde la Conquista. Pero INBA, INAH, y CONACULTA no lo ven así. Y el IGC y la Dirección de Cultura de Acapulco sólo ven en esa fiesta la oportunidad de dar pan y circo a la gente para limpiar el rostro de los gobiernos a los que sirven y distraer la atención de los terribles y profundos problemas que nos aquejan y que han costado muchas vidas.
Cuando Félix aprobó semejante aberración, muchos pensamos “qué podemos esperar de alguien como Félix”. La sorpresa ahora es que Aguirre Rivero se haya puesto al nivel de Félix (Walton se deslindó: “el municipio no tiene dinero”); que el “poeta” y Citlali quieran sus regalías y que la Frausto quiera viajar a Filipinas con cargo al erario -otra vez-.
Ante esto, mi respuesta a mi amable remitente es la que sigue: el gobierno municipal debe cancelar ese gasto inútil que es la fiesta de la nao porque no sirve para nada: en seis años no ha traído un solo turista en temporada baja, no ha generado ni un solo empleo, ni ha ingresado a la profundidad del ser del acapulqueño porque éste no se reconoce en los eventos exóticos que ese evento trae. Los gastos bobos, la degradación de la idea de cultura que ha generado y los pleitos por los manejos del dinero y  los derechos de posesión sólo indican que en más de 200 años, en materia de cultura, no hemos avanzado ni un ápice.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com
El Taller de Artes Plásticas “Aída Espino”, inaugurará este viernes 12 a las 17:00 la exposición “Berthy y sus amigos” en el Centro Copacabana. (frente al Club de Golf)



miércoles, 3 de octubre de 2012

Acapulco, basura y economía III

Yo, ciudadano
Acapulco, basura y economía III
Gustavo Martínez Castellanos

En efecto, los miserables o eufemísticamente llamados “ciudadanos en situación de pobreza extrema” también tienen en el contenedor de la basura un alto en su camino. Con la diferencia de que es el único alto que hacen porque no tienen a dónde más ir: no tienen dinero para comprar cosas porque no trabajan porque no tienen empleo y porque tampoco van a la escuela. La historia me la contó un vecino que me preguntó si podíamos hacer algo por mover el contenedor hacia otro punto de la avenida porque se le partía el alma al ver diariamente a una mujer con dos niñas llegar al contenedor, subir y meter a una de ellas en él y después comer ahí mismo lo que la pequeña sacaba. Un día –relata- subió tan contenta escalando las bolsas de desperdicios que no pisó con cuidado, tropezó con el borde y cayó de cabeza al pavimento encharcado por aguas negras; y con ella, los bolillos duros y aún completos que había encontrado en el interior. La mujer la tomó del brazo, la levantó de un tirón, con un par de manotazos le limpió las aguas negras del miserable vestidito y de la misma forma sacudió los panes durísimos y los metió en una bolsa. La niña iba llorando al lado de su hermanita mientras su madre la halaba del mismo brazo y la arengaba a no ser tan tonta y fijarse por dónde pisaba. “Al día siguiente, le di una bolsa con lo que me había quedado de la comida anterior”, confesó afligida la esposa de mi vecino.
Quise conocer a esa pobre mujer, darle algo de comer, ayudarle de alguna manera y me mantuve al pendiente de su aparición, pero o la niña quedó mal con el golpe o iban de paso porque no la he visto; en cambio, tuve la oportunidad de observar a los otros visitantes del contenedor y de tomar algunas fotos, entre ellas la que acompaña a esta entrega cuya protagonista de alguna manera sustituye a la mujer y sus niñas porque también comió de lo que sacaba del recipiente.
Algunas noticias y nos alegran: “Acapulco al cien por ciento en ocupación hotelera”; “Millonaria derrama económica deja temporada vacacional”; “Se reúne el grupo de los veinte en Los Cabos”. Pero uno mira a esa mujer que se alimenta de desperdicios, o escucha una historia como la de la otra mujer y sus pobres hijas –puras mujeres- y no puede evitar preguntarse: ¿a dónde se van los millones de pesos de cada temporada vacacional? ¿Cómo llegamos a ser una de las veinte economías del planeta con estos niveles de miseria? ¿Quién se beneficia con cada “cien por ciento de ocupación hotelera”? ¿Sabrán los turistas que en Acapulco hay miseria extrema? Sabíamos que había mucha pobreza, pero no a esos patéticos niveles hasta que el departamento de limpia de mi ciudad puso frente a mi ventana ese contenedor de basura que no sólo a mí me ha abierto los ojos dándome lecciones de economía regional con una contundencia que difícilmente se podría obtener en una facultad. El contenedor hace aflorar otras taras de nuestros gobiernos locales. Hablaré de ellas en próximas entregas.
¡Buena suerte, señor alcalde!
Las cosas están tan mal en Acapulco que uno no puede hacer otra cosa que desearle mucha suerte a ese hombre que luchó por dirigirla durante cuatro comicios y por fin lo logró. No me refiero a los problemas financieros que dejó el retorno del PRI después de tres gestiones perredistas, sino al resultado de todo eso.
Un cargo devaluado
Los niveles de corrupción a los que llegó la administración de Félix Salgado Macedonio –y que los ediles de Convergencia a veces denunciaban- fueron tan altos que propiciaron el triunfo del PRI. Pero no sólo eso, el comportamiento de Félix, mientras fue alcalde, depreció la imagen del presidente municipal a grados tales que cualquiera podía hacer chistes crueles no de su mandato sino de él y decírselos en su cara y frente a las cámaras de televisión y no pasaba nada. Manuel Añorve aprovechó ese nicho de depreciación y dejó que se dijera de él todo lo que se quisiera mientras no lo indagaran ni lo detuvieran con marchas y plantones –o con reproches en el cabildo- en sus verdaderos planes: usar la primera silla edilicia de escalón hacia la gubernatura.
Limpiar la “H”
Walton tiene que devolverle la dignidad a su cargo. Tiene que revertir la imagen de sus antecesores y rescatar la Honorabilidad de este ayuntamiento para hacer valer su autoridad y poder poner orden; si en realidad quiere gobernar, no sólo pasársela bien como premio por los buenos servicios prestados a su partido exhibiendo mantas y cargando costales o escalar agazapado hacia la gubernatura. Ya vio como le fue a Añorve.
La asfixiante corrupción
La red de corrupción sostenida por los compromisos de los gobiernos anteriores sigue vigente. Ambos alcaldes metieron a sus “favoritos” a la administración y éstos siguen operando desde ahí. Algo peor: con ellos, la gente se acostumbró a arreglar las cosas a “la peor usanza”: la de un irresponsable perredista y la de un priísta de la vieja guardia. Vista así, la ciudad está hasta el cuello de corrupción: banquetas, calles, andadores y callejones vendidos a líderes de ambulantes; inspectores corruptos por todas partes; compadrazgos y hermandades tienen fraccionadas las áreas más productivas de la administración pública y de la ciudad y una rémora de analistas, comunicadores y cultureros que también exigen su parte a cambio de no golpetear la imagen de la ciudad. O la del alcalde. Aparte, el narco.
El cambio, desde sus raíces
Sin embargo, existe un problema mayor: la visión que de Acapulco campea en todas partes; ciudad de diversión, boato, entretenimiento, disipación; todo resumido en una palabra: “turismo”; en ella, parece ser que todo mundo encuentra la solución a todos nuestros problemas y nadie analiza otras vertientes. Por ejemplo, el nivel cultural y la enorme necesidad que la ciudad y su población tienen de poseer una visión real de sí mismos. La cultura en Acapulco, debe dejar de operar como si aún anduvieran Miguel Alemán o Luis Echeverría fraccionando terrenos y repartiendo la sal de la salud y del progreso por nuestras calcáreas calles.
Si Walton quiere sacar adelante a Acapulco tendrá que profundizar en lo que somos y desde ahí trabajar por un cambio porque nadie ama lo que no conoce, nadie lucha por lo que no es suyo. Nadie va a hacer por Acapulco lo que sólo los acapulqueños podemos hacer por él. Buena suerte a Luis Walton. La va a necesitar.
Más del IGC
Llegaron a mi correo las convocatorias para el concurso Maria Luisa Ocampo y para el PECDAG pero aún no me llegan los nombres del jurado del último certamen del IGC; ¿cómo participar con certeza si ocultan a sus propios jueces?, ¿se avergonzarán de ellos?
En las doradas páginas de El Sur, el IGC felicitó a dos jóvenes -que no formó-  y que ganaron una beca del FONCA; y a uno que de repente ganó en poesía el “María Luisa Ocampo”, de repente fue nombrado funcionario del IGC y siendo burócrata concursó para la beca del FONCA y la ganó. Con él, en el colmo del cinismo, el IGC felicita su propia red de corrupción. Señor gobernador: ¿cuánto nos costará el viaje de la Frausto a Bélgica?
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com;
 











jueves, 27 de septiembre de 2012

Acapulco, basura y economía II


Yo, ciudadano
Acapulco, basura y economía II
Gustavo Martínez Castellanos

El problema no es que en Acapulco el empleo se haya desplomado o que actualmente, como en las peores crisis del motor económico local, el turismo, los analistas no sepan qué se pueda hacer (y los políticos, menos). El problema es que los gobiernos estatal y municipal sigan actuando como si la solución sea el turismo y en ese afán destinen la mayor parte de los recursos tanto económicos como sociales a rescatar el nicho.
Otro problema; en la actualidad, el empleo en Acapulco se ha diversificado tanto que la visión turística resulta, en gran medida, anacrónica. Hace veinte años no había tantos ingenieros en sistemas computacionales ni en otras disciplinas, ni químicos ni arquitectos; todo se importaba de la eterna cantera de profesionistas defeños; aquí sólo producíamos contables, turisteros, mucamas, meseros y todo el abanico de la industria de la diversión en sus más patéticas visiones –porque, por poner un ejemplo, no hay escenógrafos, ni alta costura, ni músicos-. Nuevamente, el problema es la perspectiva con la que asumimos nuestro ser. Y nuevamente: es impostergable pensar a Acapulco. Pensar a Guerrero.
“El pobre” es un subproducto de la ciudad; ahora con marinas y muelles por todas partes, a punto de detonar como una nueva urbe: condominios de más de siete pisos que trasgreden todo ámbito legal, ecológico y paisajista, y que dan cuenta de las arengas del gobierno por “remodelar o vender” a tono con la visión del hombre más rico del planeta.
En esa perspectiva, el pobre es aquel que no aspira ni siquiera a un empleo y si lo consigue no sabe qué hacer con él. Salido de su hábitat rural presta su fuerza de trabajo en cualquier actividad –sin estar “a prueba” y sin ningún derecho, (modelo perfecto de la reforma laboral que en estos momentos mastica el Congreso)- y termina rodeado de hijos a los que no puede mantener porque no sabe o porque no puede –falta de documentos, capacitación, malicia- insertarse en ningún ámbito empleo.
Durante mucho tiempo, este ciudadano pudo adquirir un oficio –albañil, carpintero, talachero, chalán y después chofer de camión o taxi amarillo- pero el narco le cerró el paso para subarrendarlo como menudista, “halcón” o sicario. De cualquiera de esas formas terminaba su vida de forma violenta –no importa la condición: los cambios de códigos no perdona ni sexos ni edades, así atestiguamos hace un mes una rara racha de muertes violentas de mujeres embarazadas-, por ello, prefirió los ámbitos menos “álgidos”: de “viene, viene”, “lavacoches”, “pepenador”. Forma una auténtica tribu urbana que elude de cualquier forma la subcontratación del narco para preservar la vida; son otro parámetro de la guerra de Calderón: prefieren ser pobres entre los pobres que flamantes sicarios abatidos a tiros con un inolvidable corrido que los englobe.
Cada tarde llegan en familia, rodean el contenedor, lo “limpian” y después se van.
 Una tribu gitana tendría brillo y prosapia ante estos trashumantes que se saben sin origen y sin mañana. Como pobres aparecen en las estadísticas. Y es cierto, los miserables (o “en situación de pobres extrema”) son otros, de ellos hablaré en la próxima entrega.
Parece ser que después de culturizar a los Países Bajos ya regresa el IGC a Guerrero ¿vendrán tras él contingentes de turistas o de inversionistas?, ¿y la tuerca de “El toro”?
Nuestro buen amigo el doctor Jaime Gracía Leyva nos ha enviado la invitación al “Segundo Congreso estatal de desarrollo lingüístico Ñuu savi”;  reenvío en datos adjuntos.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com







lunes, 24 de septiembre de 2012

Acapulco, basura y economía




Yo, ciudadano
Acapulco, basura y economía
Gustavo Martínez Castellanos

No voy a hablar sobre los problemas financieros que enfrenta el gobierno municipal de Acapulco a causa de las libertades con que las leyes amparan a los gobiernos cuyo modelo administrativo les permite gastar más que sus ingresos con la alegre aprobación de cabildos y congresos y la vista gorda de contralorías y auditorías correspondientes.
Hablaré de la relación entre basura y economía local a través de la observación de un contenedor de basura que recientemente los servicios de limpia pusieron frente al edificio en el que vivo -y después, frente a mi ventana-. Todos los días, mientras preparo el café, observo –a la distancia del ancho de la avenida- un panorama de la economía acapulqueña pues en torno a el contenedor se reúne un grupo de personas que en las estadísticas figurarían como desempleado, pobre o en situación de pobreza extrema pero cuyas resonancias, al menos para mí, no eran tan plásticas como lo son ahora.
El desempleado podría ser ese joven que tres veces al día llega al contenedor con una carretilla rebosante de bolsas de lo que podemos presumir es basura. No sé de dónde viene; los vecinos me han dicho que lo han visto varias calles más allá de nuestra cuadra arrastrar su carretilla; es decir, la basura que trae no pertenece a locales de este vecindario sino a los de otros barrios. El muchacho no ha de pasar de los treinta años de edad, es muy delgado, viste playera, jeans y cachucha. Lo más representativo, sin embargo, no es que su fuerza productiva –joven y aún sano, a pesar de su patente desnutrición- no sea parte activa de una economía saludable, sino que antes de arrojar la basura que transporta, meta sus manos en el contenedor y hurgue en busca de cosas de valor. Lo he visto sacar calzado, cachuchas, ropa –se ve que le gustan mucho- libros y revistas que hojea con una fruición cáustica y, sobre todo, cajas de cartón que acomoda cuidadosamente sobre su carretilla.
Una vez lo vi discutir con otro desempleado por las cajas que llevaba una camioneta y que él le había pedido al chofer previo a que las arrojara al recipiente. El desempleo en Acapulco abre esos ámbitos miserables de competencia: pelear por desechos, pero el ámbito del siguiente nivel abre otro tipo de conflictos: “el pobre”.
No parecen ser vecinos de este barrio; al caer la tarde pasan como gitanos empujando carretones en los que transportan pilas de desechos. A pesar de que se autoemplean no son los “Pepe y Toño” de los changarros foxianos que el duopolio nos presenta sonrientes; ellos van de contenedor en contenedor y en cuanto se detienen en uno se posicionan dentro o fuera de él y no lo abandonan hasta que le extraen todo lo vendible o aún utilizable.
Ellos demuestran que, en Acapulco, la principal ciudad del estado, no sólo el turismo es industria sin chimeneas. En la próxima entrega continuaré con este tema y con el de la “miseria extrema” que este contenedor expone como un reflejo de nuestra economía.
Dos invitaciones que llegaron a mi bandeja de entrada y que con gusto comparto: 
* Este martes 25 de septiembre a las 19:00 hrs., se presentará el libro La función social de la historia de la autoría del Dr. Enrique Florescano en “Librería Rosario Castellanos” del FCE; sito en Tamaulipas 202, esq. Benjamín Hill.
* El Centro Cultural Condesa presenta este sábado 29 a Jorge Lan en concierto.
Dos preguntas que también con gusto comparto. A ver quién responde:
* ¿Qué hace el IGC en Bélgica? ¿Beneficia en algo a Guerrero su presencia allá?
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com








miércoles, 12 de septiembre de 2012

Agustín Ramírez: ¿otra oportunidad?


Yo, ciudadano
Agustín Ramírez: ¿otra oportunidad?
Gustavo Martínez Castellanos

El año pasado fui invitado a participar en la conmemoración de la fecha luctuosa de Agustín Ramírez en Chilpancingo. A pesar de lo subrepticio de la invitación pude recopilar algunos documentos que giran en torno a éste nuestro gran compositor (es imposible decir “hablan de él” porque casi toda la bibliografía existente concede más espacio a una visión de época). Con ese material pude formarme una idea aproximada de la sociedad guerrerense de la primera  mitad del siglo anterior que se movía entre una idea de sí misma y la idea de dominio de los gobiernos emanados de la revolución. Y, por supuesto, como parte de su proyecto de conformación nacional.
Un dato llamó mi atención de la biografía de Agustín Ramírez: que a los 12 años ingresara a la vida militar con el grado de Teniente en las filas revolucionarias de Guerrero.
Herminio Chávez (IGC, Ayuntamiento de Acapulco. 1989) nos entrega brevemente un repaso a esa etapa: “El jefe revolucionario que se había adueñado de la plaza (la familia del compositor vivía en Atoyac y Agustín acababa de regresar de Acapulco) estaba urgido de un telegrafista, pues el jefe de la oficina había huido temeroso de los desmanes de los alzados. Como en el pueblo no había otro más que Agustín, se le expidió el nombramiento de Teniente del ejército rebelde y telegrafista de la corporación”. El texto no informa cuánto tiempo Agustín pasó en la milicia, pero detalla parte de su experiencia: “Se inició así un peregrinar que lo llevó de los cálidos y húmedos litorales, a las no menos cálidas y secas explanadas de la Tierra Caliente, atravesando la fría y abrupta Sierra Madre del Sur en un permanente deambular a lomo de mula, lento, penoso y peligroso, conociendo los escondites preferidos de los revolucionarios, los cañones de los torrentosos afluentes del río de las Balsas, la inacabable cordillera de picachos nunca hollados por el hombre, admirando los gigantescos abetos y pinos que daban marco a aquel paisaje jamás soñado”.
El texto tampoco informa sobre la forma en que los padres del compositor de 12 años reaccionaron ante la petición de los rebeldes de hacerlo su telegrafista. Tampoco dice si el flamante teniente participó en escaramuzas o en batallas con otro instrumento que no fuera su teclado de clave Morse. A un siglo de distancia si aún se nos escapa la vida del hombre, no es imposible que no se nos escape la del niño y su entorno
Nos queda, en cambio, la certeza de que el ascenso del PRI fue el medio idóneo para la difusión de su música como parte de un proyecto educativo cultural que Agustín aprovechó para enaltecer a Guerrero: el nacionalismo.
Hoy, con el PRI de regreso en los Pinos y ya que los gobiernos panista y perredista lo han condenado al olvido, Agustín Ramírez y su música ¿tendrán otra oportunidad?
No lo sabemos. Víctimas de una etapa de turbulencia social y de violencia desatada similar a la que él vivió hace un siglo, quienes apreciamos su profundo legado nos conformaríamos con que el Comité de Remodelación del Acapulco Tradicional no vaya a demoler la Rotonda de Acapulqueños Ilustres en donde sus restos descansan por fin junto al mar y a unos metros del barrio en el que naciera. Acapulco y Guerrero se lo deben, sobre todo, nuestra Historia local cuya deuda con él, si es no sólo por su música si por su entrega a la causa de la revolución desde su más tierna infancia y desde las aulas en las que también dejó un profundo legado.
Nos leemos en la crónica: gustavomcastellanos@gmail.com

viernes, 31 de agosto de 2012

Hace una semana


Yo, ciudadano
Hace una semana
Gustavo Martínez Castellanos

Hace una semana se realizó la premiación del José Agustín en el salón “Coral” del Hotel Ritz. Los tres ganadores -uno de ellos se llevó el primer y segundo lugar estatal-, leyeron sus textos y dos de ellos -el nacional y el primer lugar estatal- leyeron, aparte, dos textos más: el nacional, una reflexión sobre su propio texto y sobre su perro; y el estatal sobre sus orígenes. Hace una semana renació en quienes asistieron a esa ceremonia la idea de que los certámenes literarios en México pueden ser completamente transparentes, como el José Agustín en el que los jurados son seleccionados por una instancia superior (en este caso por el escritor José Agustín y CONACULTA) y la apertura de plicas es pública y ante los medios. Pero además, conocemos de antemano los nombres el jurado sus trayectorias.
El José Agustín es el más antiguo de los certámenes literarios de Guerrero, el más prestigioso, el más transparente, el más significativo y el que más escritores ha catapultado en los últimos tres lustros; sin embargo, los otros certámenes locales nos han seguido su ejemplo de transparencia. El IGC, por ejemplo, abrió las plicas de su último certamen en secreto, no destruyó las demás y aún no nos da el nombre de sus jurados; con ello cubre a sus certámenes de ignominiosas sombras de sospechas y conjeturas negativas.
Después de la ceremonia, fuimos invitados por Aída Espino a cenar a un restaurante de la Costera que encontramos cercado por guaruras, ya que a esas horas cenaban también ahí algunos funcionarios del gobierno estatal y un sobrino del gobernador.
Hace una semana en aquella ceremonia de premiación, la licenciada Lucero Rincón, directora de la Alianza Francesa Acapulco, me hizo entrega de dos invitaciones: una de ellas es a los cursos de Francés que imparte esa institución; éstos inician este lunes 03 de septiembre y el costo mensual es de 1,290 pesos; cada nivel es bimestral y son nueve niveles; es una excelente oportunidad para ingresar al universo galo a través del aprendizaje de su idioma; para cualquier informe marque el 484 45 37. La segunda invitación es para asistir al 16º Tour de Cine Francés que se llevará a cabo aquí entre Septiembre y Diciembre de este año; la premiere será el día 24 de septiembre. El Tour trae 7 películas francesas y 19 cortometrajes mexicanos. Para quienes deseen asegurar su ingreso a un precio accesible se expenderán bonos de 4 boletos a $140.00 cada uno. A ver el excelente cine galo.
Hace una semana, en México aún teníamos la esperanza de que el tribunal electoral marcara una nueva etapa de la justicia en nuestro país -aunque solo fuera de la electoral- y tomara en serio todos los elementos de prueba que Movimiento Ciudadano presentó para invalidar ésta, una de las más paradigmáticas de las elecciones del México reciente. Este jueves 30, vimos que el TRIFE nos ha condenado a no contar con Justicia a secas; a que la Ley sea manipulada a gusto de quien tiene todo el poder y todo el dinero y a la vergüenza de vivir bajo la férula de un partido que corrompió los comicios y compró su triunfo. ¿Qué tenemos que qué hacer para obtener justicia en México? Esta terrible lección nos mata toda esperanza de alcanzar un país de equidades.
La impotencia a que nos han condenado estos jueces no tiene comparación en nuestra historia; la estocada que nos ha infligido es infinitamente superior a haber perdido la mitad de nuestro territorio; ayer, México perdió mucho más: perdió la fe en sí mismo.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com;