martes, 13 de noviembre de 2012

Aguirre: interpretaciones


Yo, ciudadano
Aguirre: interpretaciones
Gustavo Martínez Castellanos
Las recientes y polémicas declaraciones del gobernador Aguirre Rivero exigen una interpretación más amplia que la que los medios y los actores involucrados les han dado.
Que haya dicho que taxistas, hoteleros, restauranteros y discotequeros de Acapulco, Taxco y Zihuatanejo de alguna manera trabajan en el trasiego y venta de drogas en esos enclaves resulta exagerado y además alarmante porque es también una invitación abierta a todo drogadicto a venir a Acapulco a drogarse porque -según el gobernador- aquí se puede encontrar  fácilmente estupefacientes en todas partes y en todo momento.
Que haya dicho que los medios sólo dicen cosas malas de Acapulco y callan las cosas buenas no habla nada bien de su política de comunicación social; además deja traslucir que lo medios han detectado que en este gobierno hay dinero, y que quieren su parte.
Que haya dicho que la violencia se genera desde los hogares porque los padres no convivimos con nuestros hijos ni les sembramos “valores” denota que Aguirre olvida que el Instituto Guerrerense de Cultura impulsa en nuestros barrios graffiti, conciertos de rock y otras expresiones que llevan en diversos niveles trasfondos de violencia.
Lo peor de todo, empero, es que sus desafortunadas declaraciones lo rebajan al nivel del laureado poeta tabasqueño –que medra en la cultura local- que ha pregonado que en Guerrero todo es oprobio y que todos los guerrerenses somos pendejos y violentos por naturaleza; con la diferencia de que Aguirre Rivero está mejor informado y tiene un ánimo distinto con referencia al problema: su gobierno ha gastado enormes sumas de dinero para promocionar el turismo del Triángulo del Sol y los resultados han sido magros. O nulos.
Tal vez la frustración que lo orilló a denostar a su propio pueblo se deba a que considera que en su administración todo es transparencia y eficacia. Y a que ha olvidado los reiterados señalamientos de corrupción que los ciudadanos –no los medios- hemos hecho de las diferentes áreas de su gobierno: como aquél de Tierra Caliente que recientemente le dijo en una gira a esa zona: “Gobernador, primero limpie su casa y luego salga a barrer la calle”.
En efecto, fue un exceso decir que los trabajadores del volante y del turismo guerrerense están metidos en el narco; que los padres descuidamos a nuestros hijos y que los medios sólo publican cosas malas; alguien debió haberle sugerido que matizara, que señalara que unos o algunos están frenando los esfuerzos de su gobierno y de su pueblo por avanzar, pero hasta sus asesores se han de haber sorprendido de que arreara parejo y de que arremetiera de una vez y sin respiro contra todos… y lo dejaron desbarrancarse solo.
Y exponer que fiestas de la Nao, Acapulco en su tinta, Acuérdate de Acapulco, globos aerostáticos y avioncitos de guerra no han servido para nada; que la idea de cultura de su gobierno es de una penosa superficialidad y que en lugar de quejarse debe empezar a cambiar sus estrategias: no es con publicidad (ni buena ni mala) como se gobierna un estado como el nuestro, sino con proyectos y planes basados en realidades casi ancestrales que exigen no sólo cambios culturales sino civilizacionales –como se lo anticipé en otro texto al inicio de su mandato.
Para eso, primero tiene que cambiar su forma de concebir al gobierno y al pueblo para el que trabaja. Y –nuevamente-: limpiar la casa desde dentro; porque tal vez no se dio cuenta pero con su desafuero el gobernador también expuso de sí mismo que hasta ahora no ha sabido cómo encauzar positivamente las potencialidades del pueblo guerrerense.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com;

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