jueves, 25 de agosto de 2011

Acuse de Recibo: cosas de cultura


Yo, ciudadano
Acuse de Recibo: cosas de cultura
Gustavo Martínez Castellanos
Un amable lector me envió -no sé si como reclamo o como adhesión- un e-mail con la leyenda: “mire lo que ocasionan sus textos” y tres documentos adjuntos (reproducciones de sendas páginas de El Sur). Una, informa que la Secretaría de la Juventud disminuyó el monto de su aportación al Encuentro de Escritores Jóvenes. No creo que mis textos hayan tenido algo que ver con eso; por ello, si el envío era de reclamo quiero informar a ese amable lector que en los documentos que me envió está la respuesta a su inquietud.
En la primera página, fechada el día 23, se notifica que José Agustín será homenajeado en el Encuentro de Escritores Jóvenes; una foto del organizador, detrás de la barra de un bar, y con una cerveza Victoria en la mano, acompaña a la nota.
En la segunda, fechada el día 24, dicho organizador se queja de que pidió 150 mil pesos para hacer su evento y sólo se le han dado 90 mil.
En el tercera (25 de agosto), el organizador se queja –otra vez- de que la Secretaría de la Juventud le redujo el monto de su aportación, aduce que es “lamentable que una de las secretarías dedicadas a apoyar el desarrollo de los jóvenes guerrerenses, quede tan mal ante los principales promotores culturales (sic) en un encuentro al que asistirá gente de otros estados” y que eso “sólo retrasa el avance cultural del estado”.
El asunto de los dineros siempre es importante –si no, ¿por qué se tomaría alguien la molestia de hacer encuentros? Sin embargo, también son dignos de resaltarse otros valores.
Por ejemplo, el de la verdad. El organizador dice en la primera nota que vendrán 50 escritores jóvenes (no sabemos si son 50, ni si son escritores, ni si son jóvenes), 30 de ellos foráneos y 20 del estado de Guerrero. En el del día 24 dice que los foráneos son 20 y los locales, 30. Pero en el del día 25 dice que los foráneos son 40. ¿Qué le creemos?
La coherencia, otro valor. En el primer texto dice que sus encuentros incentivan “a los jóvenes a escribir además de fomentar la lectura entre las nuevas generaciones”. Ningún encuentro literario puede acercase siquiera un poco a esos objetivos en un estado como el de Guerrero en el que el gobierno tiene que regalar uniformes y útiles escolares para que los estudiantes puedan asistir a clases. Una nota aparecida en la misma página del día 25 resalta esa incoherencia: “Escasa participación de jóvenes de Chilpancingo en el encuentro de Acapulco”. “A pesar de convocarlos con tiempo nadie presentó su ficha” para asistir.
El profesionalismo, la seriedad, otros valores. Aparte de sus contradicciones y de su boba visión de nuestros problemas culturales, el organizador de dicho encuentro, al erigirse en uno de los principales promotores culturales, olvidó cuidar su imagen. Promociona su evento cultural (aunque lo haya erigido asaltando los programas públicos en la materia y al erario local) sin el más nimio asomo de respeto por sí mismo, por la sociedad y por las instituciones que lo apoyan, pues aparece en la foto de la página del día 23 con una cerveza en la mano. Mi envío anterior llevaba los links en los que El Sur y La Jornada consignaban con sendas notas el libérrimo comportamiento de los participantes a estos Encuentros.
No sé si la Secretaría de la Juventud decidió recortar su aportación después de haber visto esa foto. O esos links. Lo único que puedo decir es que dicha Secretaría no puede permitirse respaldar la imagen de vicio y disipación que este sujeto promociona entre los jóvenes, así no sean escritores. Creo que todo eso pesó más que mi texto. Servido.
La premiación del Décimo quinto José Agustín.
Que un certamen literario como el José Agustín haya llegado a esta emblemática edad reviste de explosivo júbilo a una sociedad como la nuestra porque da cuenta de que en Acapulco no todo es disipación y hedonismo. Y que el trabajo intelectual y creacional, desinteresado, limpio y constante rinde siempre jugosos y nutricios frutos.
Los beneficios que José Agustín ha reportado a Acapulco son incuantificables. En primer lugar está el legado cultural y educativo de su familia que data desde hace casi un siglo. En segundo lugar está la constante promoción que hace de Acapulco a través de aclarar siempre a quienes dicen que nació en Guadalajara que nació en Acapulco: “Soy orgullosamente acapulqueño”. Esa promoción abarca el binomio narrativo sobre Acapulco: Se hace tarde, el final en la laguna y Dos horas de sol.
En tercer lugar; el trabajo realizado en el concurso que lleva su nombre. Él y Aída perfilaron desde sus  inicios el José Agustín como una estrategia que dinamizara la creación literaria en Acapulco y en Guerrero –después lo hicieron nacional- a través de incentivar a los creadores locales con reconocimientos y el monto de los premios. José Agustín siempre ha estado al pendiente de todo: la selección de los jurados (la gran mayoría han sido escritores de prestigio invitados por él); el funcionamiento del evento en cada una de sus etapas y, cuando su agenda se lo permite, su asistencia a la ceremonia de premiación que siempre es –y será- un gran evento cultural completamente nuestro.
En cuarto lugar, la creación y supervisión editorial de la revista El espejo de Urania bajo la dirección de Aída Espino y la redacción de Alberto Forcada. Las plumas internacionales que participaron en ella lo hicieron a invitación de José Agustín. Por su parte, Aída invitó a actores culturales locales, entre ellos, Marcelo Adano, Isaías Alanís, Maribel Gutiérrez, Edilberto Abarca, Iris García, Federico Vite, Jeremías Marquines, Humberto Aburto, Alejandro Martínez, Claudio Viveros, Marcelo Uribe, Roberto Ramírez, Karina Tejada, Eduardo Añorve y muchos otros. Algunos dejaron de enviar sus textos porque se les pidió que cuando menos procuraran evitar sus faltas de ortografía.
El espejo de Urania se distribuía a nivel mundial. En 2001 y debido a su alta calidad,  obtuvo el premio Edmundo Valadés que la hacía acreedora a financiamiento por parte de CONACULTA. Dejó de salir cuando Aída Espino tuvo que enfrentar al alcalde López Rosas y la insania de muchos actores culturales locales.
En quinto lugar, José Agustín, aún con ser el más grande escritor guerrerense -sólo después de Altamirano- y con ser el más grande escritor acapulqueño de todos los tiempos, siempre ha mantenido una actitud de respeto al ámbito cultural suriano no interviniendo en el devenir cultural local a pesar de que siempre deploró la insania de la comunidad cultural y de algunos medios que se cebaron contra  su prima Aída y su familia. En cambio, y de manera silente, siempre ha apoyado los proyectos culturales locales que le han presentado y, por supuesto, todos los que Aída ha creado.
José Agustín, sólo los necios y los ignorantes se atreverían a negarlo, ha beneficiado de forma transparente, amplia, profunda e histórica al panorama cultural guerrerense. Es un orgullo totalmente nuestro, y su presencia en nuestro entorno cultural, un valor.
Hoy, que el certamen que lleva su nombre (y que han tratado de hacer naufragar muchos necios e ignorantes) llegue a los 15 años, es un motivo especial de celebración.
Nos vemos este viernes 26 a las 19:30 en el salón Coral del Hotel Ritz (Costera) y,
Nos leemos en la crónica: gustavomcastellanos@gmail.com
www.culturacapulco.com; http://culturacapulco.blogspot.com

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