viernes, 3 de mayo de 2013

¿Qué pasa en Guerrero?



Yo ciudadano
¿Qué pasa en Guerrero?
Gustavo Martínez Castellanos

     La naturaleza de las movilizaciones de la CETEG ha removido el cieno acumulado en el ámbito de la percepción política del pueblo guerrerense desde la última gran muestra de descontento que derivara en la muerte de 17 campesinos.
     En este caso, la Reforma Educativa, que significa el regreso sin réplica del control del sector laboral al gobierno federal; el pago de cuotas que lesionan la economía de quienes menos tienen y la ruptura de la línea hereditaria del empleo, son motivos de réplica para los afectados porque todo eso atenta no sólo contra formas –y proyectos- de vida ya establecidos, sino porque traza una larga caída del gremio magisterial:  de “maestros” a “aislados empleados de gobierno” cuyo destino con la reforma laboral no les dará ni siquiera la calidad de ser “trabajadores de la educación” que antes tenían.
     Otro motivo lo dio el gobierno estatal al decir ante los medios que sólo un pequeño porcentaje los maestros está en paro. En respuesta, la CETEG puso a marchar a más de 10 mil manifestantes en cada evento junto a grupos que cada día se le adhieren.
     Otro motivo de réplica han sido los viajes de Peña Nieto: cada vez que sale del país, la CETEG sale de sus cuarteles. Un lector me escribió: “‘Espartaco’ no razonó con los manifestantes el día 10;  actuó pasivamente para evitar recomendaciones de la Comisión Internacional de Derechos Humanos que podrían echar por tierra el crédito político que Peña Nieto pretende adquirir a nivel global con sus políticas neoliberales”. Eso es verdad, pero no hay que olvidar que el gobierno se vale de esquiroles y provocadores profesionales para exacerbar todo conflicto; y hasta el momento no sabemos si los está usando.
     Otro motivo ha sido la forma en que Aguirre ha tratado de destrabar el problema: sin apoyar a los maestros de su estado y sin comprometerse a nada. Su postura es natural, no sólo gobierna, hace política. La CETEG le ha respondido en la misma medida.
     Uno más tiene que ver con la praxis  del Congreso –y las declaraciones de algunos de sus miembros- que no corresponden a la visión particular del problema en el estado de Guerrero, acorde con las soberanías de ambos, Estado y Congreso, sino a filias y fobias políticas y partidistas. La respuesta de la CETEG ha sido toma y quema de instalaciones.
     La lectura, después de las exigencias de la picota, responde al colectivo nacional: todo congreso que no resuelva problemas concretos con base en soluciones concretas no tiene razón de ser. Congreso que no observa la fuerza de un movimiento que tiene bases populares es equívoco, lejano al pueblo que lo empodera y –en nuestro caso- lo soporta.
     Visto así, la toma del Congreso y la furia descargada contra las “casas” de los partidos de los diputados que lo conforman ha saldado una añeja deuda entre esa soberanía y el pueblo. Y al final fue válvula de escape a muchas otras rabias atrasadas contra ambas entidades, Congreso y Partidos porque no han estado a la altura de las circunstancias.
     ¿Qué pasa en Guerrero? es una pregunta cuyas respuestas nos pueden remontar a los inicios de nuestra historia como entidad federativa, pero cuya contemporaneidad revela el juego de las fuerzas y de las corrientes políticas que participan en el evento. Lo que pasa en Guerrero posiblemente más tarde se evite que pase en el país. Somos, nuevamente, el laboratorio nacional. Somos, otra vez, víctimas de nuestra propia leyenda negra. La postura del gobierno estatal ante todo esto es muy interesante y merece un análisis aparte.
     Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com

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