viernes, 10 de diciembre de 2010

Devuélvannos a Aguirre


Yo, ciudadano
Devuélvannos a Aguirre
Gustavo Martínez Castellanos

Durante el trienio que sustituyó a Figueroa Alcocer, Aguirre Rivero elaboró un discurso basado en aquella impresión primaria del estado que había recorrido mientras fungía como presidente del PRI estatal, y empezó a prepararse –con tres años de antelación- para presentar una campaña de propuestas para contender por la gubernatura de Guerrero, en 1999, cuando terminara el mandato de Figueroa Alcocer.
En aquellos discursos podía entenderse la preocupación que Aguirre sentía ante la miseria, la desigualdad y la corrupción. De hecho, hasta hace unas semanas esa sensación seguía vigente: era coherente consigo mismo, con su postura. Con algo que podríamos llamar su credo. Hace 16 años creía en él y creía en lo que podía hacer porque creía en el sistema y en su partido. Es decir, creía que juntos podían transformar al estado. Ayudarlo a dar el salto cuántico que necesitaba para insertarse en la vía del desarrollo y la igualdad jurídica y social antes de que el PRD les comiera el mandado. La competencia, así, era un acicate a su visión. Era lo que sabía que había que conseguir antes que el otro.
Hoy, que está con “el otro” y esa visión y ese credo han desaparecido. O alguien se los ha desaparecido porque el Aguirre que habla en “Los 5 ejes de la transformación” no es aquél Aguirre altamente economicista dispuesto a descarrilar la historia de Guerrero para insertarlo en el camino correcto. Hoy, con ése texto, éste Aguirre, parece dispuesto a conformarse con paliar nuestros rezagos. Con menguar la parte que le duele de nuestra lacerante realidad. Con acomodarse a lo que venga y pasarla bien los siguientes 4 años.
Por ejemplo el primer eje “Desarrollo Económico Sustentable y Empleo” está basado en el turismo y en un programa que abarcará 30 años para “proteger la imagen y la seguridad de sitios y ciudades con vocación turística” (sic). Pero el próximo gobierno será cuatrienal y si así, nuestras “ciudades” turísticas no tienen garantizada su imagen y seguridad ¿cómo conseguirá la de las que tienen “vocación”, mientras el narco campea en el país? Aguirre parece olvidar los sucesos de la Garita, Caleta y Tunzingo.
Cuando el texto cita la “vinculación del campo con desarrollos turísticos y centros urbanos” olvida que fue un hito de la revolución mexicana motivado por el movimiento demográfico que no ha cesado desde la república restaurada. Con “100% Guerrerense”, también parece olvidar que nuestro campo no es mayoritariamente agrícola ni ganadero. Tal vez, como ya demostró él mismo, con tecnología se puedan crear excelentes pies de cría; pero, ¿alcanzará el presupuesto estatal para laboratorios de genética en todo el estado? Y con “Agricultura tecnologizada” ¿perderemos también la soberanía alimentaria usando granos transgénicos? ¿a quién se le comprarán? La promesa de “créditos  a madres solteras y micro, pequeños y medianos empresarios” suena bien en campaña, pero ¿podremos desarrollar y sostener mercados tan grandes y diversificados? Con referencia a la “seguridad jurídica al empresario para que invierta en el estado”, su texto inicia un ejercicio extenuante de exclusión: esa “seguridad jurídica” ¿no podría extenderse a todo ciudadano aunque no invierta? Lo mismo ocurre con la “Cadena del empleo para jóvenes guerrerenses con otras entidades del país”, que funcionaría siempre y cuando en aquellas entidades no haya jóvenes que necesiten empleos. Si deseamos que “progresen los migrantes”, ¿olvidamos a quienes nos quedamos y seguimos desempleados? Si hay una “Promoción de la capacitación para el trabajo utilizando la mano de obra calificada del migrante”, excluimos la mano de obra calificada local. El texto abunda en exclusiones.
El resto sigue en ese tenor: con un pie en la realidad (la nuestra) y el otro en la fantasía (de quienes lo elaboraron). Así, “el impulso a la industria minera estatal”, a través de “la vinculación de las universidades e institutos tecnológicos con carreras orientadas al rubro minero”, olvida que cuando se vinculó a la UAG (Turismo, Contabilidad y Administración) y la empresa turística los resultados no sólo fueron desalentadores sino macabros pues ante la alta competencia por un empelo, se abarataron los salarios y bajó la matrícula correspondiente. “La entrega de estímulos a pescadores y microempresarios de toda la costa guerrerense”, olvida el fracaso de Puerto Guerrero con Cervantes Delgado.
Después, todo es gratis: uniformes, mochilas, computadoras, internet, desayunos, salud. Alfabetización a “la cubana”, bibliomóvil (sic), un “nuevo modelo de formación, actualización y capacitación docente” y una Secretaría de Cultura. ¿De dónde saldrá tanto dinero? Es imposible no darle la razón a Zeferino cuando se leen proyectos como éste.
En Salud las cosas pintan igual: habrá hospitales, cuadros básicos de medicinas –también gratis- jornadas de prevención al cáncer y la creación del Instituto de Seguridad Social al Servicio del Estado de Guerrero y Municipios (ISSSSEGYM), que si se pensara bien podía ser sólo “ISEG”: Instituto de Salud del Estado de Guerrero, porque dudo mucho que el presupuesto de nuestro estado dé para dar Seguridad Universal a todo mundo.
Entre otros puntos, los ejes, tocan éstos: “abatir la pobreza extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal, promover la igualdad de géneros, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir determinadas enfermedades, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, fomentar la asociación global para el desarrollo”. “Que los principales centros urbanos de Guerrero sean eficientemente abastecidos de agua” (¿y los no “principales”, no?). Combate a la Pobreza Alimentaria  (¿y la otra pobreza, no?) “Fortalecimiento del programa ‘Guerrero sin Hambre’” (¿aunque no dé resultados? -si no, no habría “Combate a la pobreza alimentaria”-). Además “Seguridad alimentaria familiar” (sic); un “Programa de despensas con productos hechos exclusivamente en Guerrero” (y si esos productos no son eficientes, ¿se cancelaría el programa?). “Vivienda para todos”. “Contratación de mano de obra guerrerense” (¡menos mal!) “Otorgamiento (de permisos) a auténticos transportistas”, (a los falsos no).
Para el “Desarrollo de los pueblos indígenas”; habrá “un fideicomiso” y “oficinas públicas bilingües”. “Gestión de la promoción, difusión y comercialización de artesanías de los pueblos y comunidades indígenas en el resto del país y el mundo” (¿para los otros productores no?). “Creación de la Comisión de Asuntos Indígenas de Guerrero”. Nada más.
En materia de seguridad ciudadana (a los “no ciudadanos”, este apartado no los beneficia) se promocionará y fortalecerán “los hábitos de prevención del delito entre la sociedad guerrerense a través asesorías, talleres, debates, conferencias y módulos de prevención del delito lo mismo en instituciones educativas que en espacios públicos”; es decir, que no tendremos mejores policías, sistemas de seguridad ni ministerios públicos pero estaremos más concientizados por si somos víctimas de la delincuencia. Y si toda esa concientización falla, los ejes contemplan también la “Modernización de los servicios de justicia” (no su eficacia ni su eficiencia) y el “Combate a la corrupción e impunidad”, por si se ofrece, claro.
Otros ejes pasan por la “Transparencia y rendición de cuentas”, la “Descentralización del Gobierno”, una “política de puertas abiertas y audiencias públicas en el trato y la atención a la ciudadanía (sic); y “el establecimiento del e-Gobierno de Guerrero mejorando los servicios administrativos mediante el uso de la tecnología”. Sin embargo, cuando visité la página del candidato no estaban ni siquiera este texto ni un teléfono al que pudiera comunicarse el ciudadano para plantear sus dudas. Mucha tecnología.
El eje cinco es de antología: “Democracia de calidad”, (es que la que tenemos es de tercera), ¿no podría ser sólo “Democracia” a secas? Tal vez lo único rescatable de este eje sea la propuesta de “Promoción de la revocación del mandato”, pero sin el candado: “Establecimiento de una consulta popular a mitad de la gestión para que la ciudadanía decida el futuro de su Gobierno”. El “Impulso de una nueva Constitución para la consolidación de la transición democrática en  el estado de Guerrero” es una aspiración añeja. Pero es indudable que si dejara de violarse constantemente la actual, serviría bien.  
Sopa de muchos cocineros Los “5 ejes para transformar Guerrero” tienen la virtud de no aclarar si es para transformarlo para bien o para mal. En su factura se observan los sueños y los anhelos de muchos “ideólogos” de izquierda que por no caer en la tentación de crear de un programa de corte liberal, champurrearon todo evitando plasmar ideas. Análisis. Estructura. Y en la alharaca por la pronta promoción de sus sueños (guajiros) no se dieron cuenta de que la transformación –para bien- del estado de Guerrero debe ser a través de dos ejes: Justicia y Democracia.
La primera contempla grosso modo, la aplicación de nuestras leyes en la persecución del delito y en el cuidado y protección del ciudadano a través de nuestras instituciones. La segunda, impone la igualdad: jurídica, social, económica, cultural. Con echar a andar nuestra Constitución –sin cambios, una cosa lleva la otra- Guerrero se transformaría en un estado progresista. Pero en el afán de hacer espectacular el proyecto de Aguirre sus asesores e ideólogos elaboraron este texto lleno de contradicciones, aberraciones jurídicas, pleonasmos administrativos e hipérboles sociales. Y vacuo; porque desmiente la visión que de Aguirre conocíamos quienes hemos seguido su trayectoria. Antes decía: “Para volver productivo al campo hay que hacer justicia al campesino”, y todos entendíamos que si no se le hace justicia, lo orillan a emigrar y todos los beneficios que eran para él caerían en manos de los caciques de siempre. Haciendo justicia al campesino y apoyándolo efectivamente con los programas que existen éste producirá, pero sólo podrá gozar del producto de su trabajo si existen los mercados en los que pueda vender sus cosechas. Es decir, no basta con hacer justicia al campesino, también hay que hacer justicia al transportista para que pueda trabajar sin miedo y sin pagar cuotas a acaparadores; y justicia a los pequeños empresarios para que no caigan en manos de intermediarios. Justicia, el único eje. Por igual. Justicia con Democracia. Libres los mercados, la riqueza llega a todos. Pero sabemos que eso es difícil en un estado cuyas ciudades están en manos de los grandes consorcios ¿qué harán éstos cuando vean que sus productos se quedan en sus estantes? La guerra. Entonces, también se les debe aplicar a ellos la ley. Por igual: ricos y pobres. Sin Justicia no hay pueblo, municipio, estado o país que florezca. Sin justicia no hay nada.
Pero quienes redactaron “Los 5 ejes de transformación” para la campaña de Aguirre burocratizaron su ideario. Lo volvieron incoherente. ¿Cómo crear una Secretaría de Cultura a propuesta de Citlali Guerrero si es empleada del ayuntamiento de Acapulco y Jeremías, su esposo, ha medrado en todas partes? ¿Cómo creer en este Aguirre rodeado de gente así? Como creer en este su discurso si tiene metido al enemigo en el cuarto de guerra? ¿Cómo confiar en él? Necesitamos al Aguirre que inició esta hégira empujado por la fe de un pueblo que no le pidió puestos ni prebendas sino sólo su liderazgo para conducirnos al cambio. Al Aguirre de antes -hoy secuestrado por los grupúsculos que le han dado al traste hasta al PRD- lo queremos de vuelta. Devuélvannoslo ya. Aún es tiempo.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com
Elaborado: 26/11/2010

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