miércoles, 2 de marzo de 2011

Juicios: política cultural

(19112010) Yo ciudadano
Juicios: “Política cultural”
Gustavo Martínez Castellanos

El programa Juicios que realiza RTG presentó este martes 09 de Noviembre* el tema “Política cultural” y con ello hizo una revelación: en una hora, el panel conformado por cuatro periodistas locales, dio cuenta de la forma en cómo la mayor parte de los comunicadores y de los acapulqueños ven a la Cultura: como otro evento turístico al que “hay que aplicarle más presupuesto para que atraiga más visitantes y en cuya conformación no debe invitarse a los artistas ni a los pensadores porque son personas difíciles”.
No los culpo, si algo está mal en Acapulco es la dirección y usos que se ha dado al pensamiento que, desde hace más de setenta años, ha sido canalizado sin descanso por el gobierno a la promoción turística. Esos cuatro comunicadores sólo obedecían a ese condicionamiento mental. Así, definieron a la Cultura como una respuesta al medio ambiente (como si aún viviéramos en las cavernas y no estuviera conceptualizado el mundo). Acordaron que la cultura “es un hecho vivo” y la desligaron del quehacer humano. Después rechazaron que El Costeño y Tico Mendoza sean la imagen de la costeñidad pero luego redefinieron la Cultura a través de un recuento de nuestras gastronomía y artesanías. A partir de eso ya no pudieron detenerse: uno de ellos dijo que CONACULTA fue el primer intento de sistematizar la cultura en México y otro replicó que no, que fue con Vasconcelos con quien “se empezó a fundamentar la cultura” porque “se dieron las Sinfonías de Silvestre Revueltas (¡!), la literatura de Yáñez y Mariano Azuela  (¡!) y la erección del INBA y de la danza y la pintura mexicanas”. De hecho, este conspicuo periodista señaló varias veces que el festival La Nao de Acapulco había sido “excelente” y olvidó que minutos antes había reconocido que “los festivales no suplen el desarrollo cultural”. Fue más allá: burocratizar su definición de cultura pues insistió en que se debía erigir una Secretaría de Cultura, proyecto priísta que una ecléctica poetisa presentó a Ruth Zavaleta para candidatearla como su primera secretaria cuando ésta se adhirió a la campaña de Añorve en caso de no quedar como titular de SEDESO. Con ello, ese comunicador dejó establecido para quién trabaja. Sus compañeros de panel, sin percatarse de su servidumbre, “armaron” una “política cultural estatal” englobada en cuatro hitos: La cultura es para atraer turismo –nada más. Deben hacerse más festivales. Debe ampliarse el presupuesto. Y debe escindirse de ese ejercicio a los artistas y analistas culturales. Dentro de esa visión, hacer cultura significa: hacer una escultura a Tarzán, recopilar todas las películas de Tin tán, hacer un acuario como el que hay en Veracruz –“ciudad a la que no le llegamos ni a los talones” (sic)- y erigir un observatorio. Nada más. Ni nada menos. En el ínterin trataron los temas del mecenazgo (“la burguesía local debe pasar de la etapa cevichera”); el papel del estado en la promoción cultural (insulso); la cultura debe tematizarse con referencia al mar: festivales, danzas, poemas, barcos hundidos (sic); y “que se copie el Cervantino pero que desaparezcan las Jornadas Alarconianas y los Fandangos porque van muchos borrachos”. Después de la segunda pausa ya no se sabía si estaban hablando de cultura, de turismo, o de los sueños particulares de cada expositor, pues en la verbalización de sus arrebatadas fantasías todos exponían a grito herido sus posturas como si con sus decibeles pudieran concretizar algo que no fuera el erigirse en el reflejo fiel de nuestro pobre nivel cultural.
Tal vez para cualquier acapulqueño (guerrerense o mexicano) los castillos en el aire que erigieron estos cuatro comunicadores en ese programa sean lo correcto: “Disneylandia en Acapulco” con cargo al presupuesto de cultura; porque hasta este momento el Estado en Guerrero no ha fomentado la Cultura a través del pensamiento y sus usos.
Así, vemos que no sabemos quiénes somos porque no poseemos conocimiento de nuestras raíces con qué contrastar nuestra contemporaneidad. Ese problema se resolvería fomentando la investigación y el análisis histórico, antropológico, sociológico, lingüístico, geográfico y politológico, pero hasta ahora nada de eso se nos ha dado.
Sólo por citar un ejemplo, el discurso que “celebra” la erección de nuestro estado privilegia la generación espontánea de una idea fundacional, en impersonal: “El 14 de mayo de 1847 se presentó ante el Congreso un proyecto que señalaba: ‘Se erige un nuevo Estado con el nombre de Guerrero’”, como dice la página web del gobierno del estado; y, toda referencia elude mencionar que la primera propuesta fue la Provincia de Tecpan por Morelos; la segunda fue la del general Guerrero que pidió al emperador Iturbide la creación del Departamento del Sur para que él lo gobernara y, después, las gestiones de Álvarez y Bravo. Además, nadie repara en el hecho de que el nacimiento de este estado se dio a partir de la aceptación de las periferias de tres entidades, la conjunción anárquica de más de diez expresiones culturales y doce lenguas distintas, distribuidas en una geografía imposible cauterizada por serranías y hondonadas carente de institutos de educación media y superior; sin industria ni empresa, con magras agricultura y ganadería y un solo camino colonial que desapareció al cierre del comercio con Oriente. Todo bajo una visión medieval. La locura. ¿Cómo no hemos observado que ese inicio fue el inicio de todos nuestros rezagos?
Ese programa de Juicios nos dijo cómo; en él nunca se escucharon las palabras filosofía, investigación, análisis, biblioteca, ciencia, tecnología, lengua, religión, contraste, espiritualidad, y pensamiento (que engloba a casi todas), y que, entre otras, a pesar de los panelistas, denotan en gran medida la materia prima de toda expresión cultural que erige un pueblo como su forma de ser y de alcanzar los objetivos que se ha trazado.
Sin embargo, refulgieron “turismo”, “folclor”, “mar”, “gastronomía”. Hedonismo. El Estado ha jugado un papel importante en esta visión; pero también nosotros, porque no hemos exigido parámetros y herramientas de ejercicio intelectual que las sustituyan.
Vista así, la postura del panel de ese programa debe tomarse como todo lo que hay que evitar. Debemos privilegiar al pensamiento, la técnica, la investigación, el análisis. Debemos pugnar por espacios de reflexión que indaguen quiénes somos y hacia dónde vamos. Reitero: debemos pensar Guerrero e intentar respondernos todas nuestras preguntas ontológicas. Nuestros rezagos nacen de la depauperada forma que tenemos de concebir nuestro entorno. Paradójicamente, en él, El Costeño y Tico Mendoza, hoy por hoy, sí nos representan: pícaros telúricos ahítos de giros dialectales que, a su manera, emiten su cultura. ¿Por qué no erigir otro tipo de costeño y de guerrerense con todo ese ingenio?
La conformación de una idea de fomento a la cultura debe partir de la erección de Institutos que faciliten al ciudadano la adquisición sistematizada de conocimiento universal, la investigación, el análisis y propicien la presentación de trabajos que conciten y discutan nuestra idea de nosotros mismos. Establecer mercados de venta y consumo de arte e ideas de producción local. Separar lo hedónico de lo intelectual en su visión central de cultura. Guerrero es mucho más que turismo y el Triángulo del sol. Democráticamente debemos insertar a todas las expresiones y comunidades que lo conforman, enriquecer la cultura guerrerense con sus expresiones todas. Debemos pues, erigir una cultura, no una Secretaría que burócratas y mafias culturales usarán para engordar más sus bolsillos. Una Política Cultural, que en realidad piense en Cultura, urge en Guerrero. Estamos a tiempo. 
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com
* año: 2010

10 comentarios:

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  2. Es impresionante la manera en que se resume en este artículo la forma de pensar de nuestros líderes:
    •La cultura es para atraer turismo –nada más.
    •Deben hacerse más festivales.
    •Debe ampliarse el presupuesto.
    •Y debe escindirse de ese ejercicio a los artistas y analistas culturales.
    Y no sólo de ellos, sino que en la vasta difusión de estas ideas (siempre atiborradas de aderezos) han hecho que los acapulqueños y gran parte de los guerrerenses se hayan hecho a la idea de que esto es una verdad absoluta e irrevocable. Así, las limitaciones que el estado impone están conformadas por un ambiente hostil que se ha cerrado a pensar que el artista mexicano no es más que un espectáculo y no un intelectual que aporta a la cultura de una región (o un país).
    Creo que si esta es la imagen que nuestros líderes tienen de y para nosotros, no cabrá forma de que Guerrero se encamine hacia el progreso y no a la regresión.

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  3. Lamentablemente la opinión de estas personas es el reflejo de cómo se han estado haciendo las cosas en nuestra ciudad aunque sería más lamentable si en verdad creyeran que haciendo lo que ellos proponen podríamos generar cambios, esto demostraría su completa ignorancia o complicidad porque es de todos sabido que la creación de secretarías, de festivales, ferias y demás no es otra cosa que el pretexto perfecto para llenarse los bolsillos

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  4. La cultura no significa atraer turismo, sino más bien es lo que nos identifica como parte de una sociedad. Por lo tanto, los encargados de difundir y dirigir esta actividad deberían poner más empeño en darla a conocer a los ciudadanos y no como promoción turística. Como queremos dar una imagen diferente del estado, cuando nosotros mismos desconocemos nuestros orígenes, costumbres y tradiciones que poco a poco se han ido perdiendo, dejándolas en el olvido sin saber que esto le da su valor, lo que forma la historia de un lugar.

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  5. Estoy de acuerdo en que una idea de fomento a la cultura debe partir de la erección de institutos que faciliten la adquisición sistematizada de conocimientos universales, la investigación y el análisis, en donde florezcan las manifestaciones de belleza o sentimientos estéticos.
    Considero que se debe también crear un proyecto de difusión cultural, apoyado en los medios de comunicación, donde se difundan programas que se reconozcan por la calidad de sus contenidos y la importancia de sus propuestas, donde haya un acercamiento a maestros, investigadores y a algunas figuras destacadas del saber.
    Se deben abrir espacios suficientes donde se fomente y apoye el desarrollo de la población para expresar su diversidad artística y se despierte su interés científico.
    Es importante que la UAG y la UNAM tengan un acercamiento para coordinar actividades de difusión cultural para jóvenes universitarios.

    LIZ

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  6. Es lamentable el concepto de cultura al cual se adhieren muchas personas, que uno pensaría, enteradas de la situación, la realidad, y las necesidades de Acapulco en ese sentido. También es de lamentarse que las pocas oportunidades que tenemos los acapulqueños, de acceder a la cultura, sean aprovechados por los actuales grupos culturales, que utilizan los eventos que manejan como "gratuitos" y "para todo público" como su espacio personal, primero, limitándolos a partir de la edad, como si fuera relevante la edad que uno tiene para escribir, y luego, haciendo nula o mínima publicidad, enfocada solamente a ellos mismos. Menciono esto por un taller gratuito de novela, del cual, ni por telefono, ni en la página web del IGC pude obtener información al respecto acerca del lugar, la hora y los días de realizaciòn de este taller. Sirva esto de ejemplo para dar cuenta que, los que se considerarían "la clase cultural" de Acapulco, por llamarlos de pírrica manera, utilizan a esta misma como su rehén, impidiendo que los ciudadanos, como nosotros, acccesemos a la cultura de una manera más formal, y por medio de las instituciones que, se supone, están para esos fines y no sólo para justificar gastos "En el santo nombre de la cultura".

    La cultura debiera estar al alcance de todos, de la señora que vende chilate, del pescador, de las amas de casa, de los empleados y los jubilados, y no sólo de los que tienen el privilegio de estudiar en una universidad.

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  7. NUESTRO GOBERNADOR ELECTO ESTÁ TRABAJANDO, BIEN POR GUERRERO.
    SALUDOS...ISA.

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  8. Qué lamentable que en estos espacios de discusión y análisis, la mayoría de los panelistas malentiendan (o como bien dices, se “hagan” y pretendan ocultar con ello sus verdaderos intereses) el proceso tan complejo pero sobre todo de tanto compromiso individual por el que se erige una cultura crítica; aun con ello este artículo devela punto por punto lo insalvable de lo que se dijo y el contrapeso de tus argumentos que asentaron las cosas en su sitio.
    Me parece muy importante el contraste que haces de los conceptos y entidades de pensamiento que evadieron analizar y todo lo cutáneo que sí dijeron y explayaron; además claro está de la exhortación para erigir una identidad costeña que sepa escuchar las preguntas que su ontología le dicta y responderlas desde la propiedad, en contraste y conjunción con el pensamiento universal.
    Ari

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  9. Llama la atención que los panelistas no tengan claro el concepto de cultura.
    Si la definimos como “el conjunto de valores, costumbres, saberes y prácticas históricas que integran a un ser humano a su entorno social y le permiten construir su identidad”, se vuelve obvio que están haciendo falta los libros y los espacios donde se reflexione sobre nuestra cultura.
    Estoy de acuerdo en que la solución sería fomentar la investigación y el análisis histórico, antropológico, sociológico, lingüístico, geográfico y politológico; pero ¿será este gobierno capaz de entenderlo y no permitir que, una vez más, los eternos vividores, consideren que el presupuesto de cultura es para ellos?

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  10. Muchas gracias por sus comentarios. El nuevo gobierno de Guerrero debe tomar en cuenta todos los aspectos que han propiciado que el ejercicio de las actividades en materia de cultura en Guerrero no haya sido un detonante de la economía, de la ciencia, del análisis, la conciencia y de la cultura misma en nuestro estado y desecharlos. Es necesario desterrar ya el esquema "evento cultural = cultura" con el que se beneficia sólo a un grupo específico de personas y se margina al grueso de la población del estado a quienes los servicios culturales que debe brindar todo gobierno a sus ciudadanos nunca llegan. Una política cultural que piense en Cultura -y todo el universo que abarca- para beneficio de todo el pueblo que la genera, urge en Guerrero.
    gmc

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