Yo ciudadano
La cartografía del
desastre
Gustavo Martínez
Castellanos
El debate de candidatos a la
alcaldía de Acapulco organizado por el grupo ACA dejó en claro muchas cosas,
pero ninguna como la idea de decadencia que de este destino de playa tienen los
cuatro aspirantes a regir sus destinos los próximos tres años.
La principal premisa fue la
presentación iterativa de sus problemas de inseguridad como resultado de sus
profundos problemas políticoadministrativos, desafortunadamente, como un
referente del motivo toral que es la caída del mercado turístico local.
No creo que sea conveniente enlistar
las descalificaciones mutuas en que incurrieron los candidatos. Las más sonadas
y demoledoras, entre los punteros Luis Walton y Fermín Alvarado, abanderados de
“Morena” y la coalición del PRI respectivamente.
Y no es conveniente porque ambos
vienen de tradiciones diferentes: Walton exitoso empresario que se ha codeado
con políticos de talla nacional e internacional que han visitado Acapulco y que
-se dice- algunos se han hospedado en su casa. Con dos periodos de
representación popular y la presidencia nacional del otrora Convergencia.
Y Fermín Alvarado desde su trinchera
de político de tiempo completo que ha alcanzado no sólo una maestría en Derecho
sino que ha sido secretario de educación, de gobierno y diputado federal.
Y no es conveniente porque a pesar
de esas distintas expresiones políticas, ambos son hijos de los barrios
históricos y de la llamada “cultura del esfuerzo”. De tal manera que cuando
exponen en el otro las carencias y los errores de la política local en realidad
complementan el cuadro de los más grandes yerros que como ciudad hemos vivido
en las últimas décadas: altísimos grados de corrupción; ausencia de un proyecto
de ciudad –y de sociedad- eficaz y eficiente y carencia de órganos ciudadanos
que vigilen el devenir político administrativo y propongan soluciones acordes
con nuestros problemas.
Pero algo más: que Acapulco ha
vivido la experiencia de haber sido gobernado por ambas expresiones, el priísmo
centralista y el izquierdismo que prometió un verdadero cambio pero que una vez
en el poder se montó en la estructura que el priísmo dejó. Por señalar un
ejemplo, el caso de la “máquina dragón” en el trienio de Félix Salgado.
En su descargo, podríamos decir que
el sesgo del discurso de ambos se debió al formato del debate y a los temas
propuestos por el grupo ACA, sin embargo, la oportunidad de debatir no era
privativa a los intereses de ese grupo, sino con base en la idea que ellos
tienen de todo Acapulco.
La contaminación, el medio ambiente,
el municipio libre, otras formas de gobierno compatibles con nuestro
federalismo, la libre expresión, la participación ciudadana, la educación, la
investigación, el análisis y la cultura, el empleo en general, la sobrepoblación,
nuestra diversidad, no aparecieron en el debate como problemas de fondo.
Desde ese ángulo fue interesante observar
no la superficialidad de sus miras sino la falta de profundidad en su sentido
de nuestra ciudad pues la cartografía que los cuatro armaron de ella anticipa el
desastre. Una inminencia que nos preocupa a todos y que no habríamos podido
atestiguar si el grupo ACA no los hubiera invitado a debatir. Y que, al menos
en la idea que de gobierno expusieron, no se vislumbra de pronta solución.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com
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