Yo, ciudadano
Aguirre y el féretro de Octaviano
Gustavo Martínez Castellanos
Las vacaciones se fueron, terminaron
las Olimpiadas, los resabios de la lucha electoral menguan. Acapulco surge de
los rescoldos de la tormenta tropical Ernesto
como un oxidado buque del que las 35 mil ventanas de sus cuartos de hotel
escurren el agua muerta de los monzones
atrasados. Nostalgia por ellos; por Octaviano Santiago Dionisio. Por un
proyecto democrático de Estado y de Cultura.
A las 22:46:38 del viernes 10 de
agosto de 2012, “M” recibió el mensaje de texto: “Qué onda ‘M’ te escribe ‘A’
de IGC pa invitarte mañana talleres relámpago d cuento&poesía en el IGC a
las 10 am, cn validez oficial&constancia”. Ella no reconoció al remitente
porque no lo conoce; entonces detuvo el juego (de ajedrez) y me preguntó si yo lo
conocía, le dije que sí, que antes vendía tacos y ahora trabajaba en el IGC.
¿Cómo conoce mi teléfono?, dijo “M”. Ella me había pedido ayuda para elaborar el
ensayo con el que participaría en ese certamen literario del IGC: “Ha de ser
porque lo pusiste en la plica con tus datos para el concurso de ensayo”. Ella
sonrió esperanzada: “Entonces, gané; de lo contrario no hubieran abierto mi
plica”. Traté de ubicarla sin deprimirla: “No te adelantes, con esa gente no se
sabe. Espera a que te lo comuniquen”. Nunca se lo comunicaron: a la mañana
siguiente me habló para decirme que un amigo le había pasado vía e-mail el
reporte que apareció en El Sur (siempre
detrás de cada transa de Citlali Guerrero y de Alejandra Frausto) en el que la ganadora del certamen de ensayo era otra (¿?) joven.
Si “M” no ganó ¿cómo obtuvo el IGC
su teléfono? Estas son algunas respuestas: En cuanto “M” llevó su trabajo a las
oficinas del IGC en Acapulco lo abrieron, sacaron la plica, tomaron los datos y
lo demás lo desecharon. ¿Por qué harían algo como eso? Porque ahí conocen a “M”
y la relacionan conmigo porque me ha acompañado a algunos eventos. O tal vez su
trabajo llegó hasta el jurado y fue seleccionado como ganador, pero en cuanto
vieron su nombre decidieron darle el premio a otra joven. ¿Cómo ocurrió eso si -según El Sur- “Los jurados calificadores que estuvieron conformados por
el sistema de Creadores de CONACULTA”? (Lo que El Sur quiso decir es que el jurado estuvo conformado por miembros
del Sistema Nacional de Creadores que depende de CONACULTA pero, como a los mensos,
a El Sur se le traba la lengua cuando
miente). La respuesta es sencilla: José Dimayuga y Jeremías Marquines son
flamantes miembros del Sistema Nacional de Creadores de CONACULTA. Por eso El Sur no publicó sus nombres. Círculo
cerrado: Citlali convoca, el IGC recibe, Jeremías, Dimayuga, Aburto -el que sea
(siempre y cuando sea de ese grupito)- dicen cuál trabajo es digno del premio
pero cuando ven que el autor detrás del seudónimo es alguien que no se somete,
deciden darle el premio a alguien más.
Circuito corrupto completo; alegremente
respaldado por CONCACULTA y por el juvenil gobierno de Ángel Heladio Aguirre
Rivero
Veo la foto del gobernador cargando
el féretro de Octaviano Santiago Dionisio y me pregunto ¿habrá entendido la
lucha de ese ciudadano (digno como pocos de ser llamado hombre) por alcanzar un
Guerrero y un México justos, democráticos, sin hambre, sin injusticia social,
sin cacicazgos, sin discriminaciones? Creo que no. Llevo meses informándole que
la política cultural de su gobierno es errática en manos de Alejandra Frausto,
caciquil en manos de Citlali Guerrero y se niega sistemáticamente a escuchar. ¿A
que tantas otras corruptelas de su gobierno pondrá oídos sordos? Ya lo
sabremos.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com
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