martes, 22 de febrero de 2011

“Hablar bien de Acapulco” II


Yo, ciudadano
“Hablar bien de Acapulco” II
Gustavo Martínez Castellanos
El impacto del evento que empresarios hoteleros realizaron en referencia a su proyecto posicionador “Hablar bien de Acapulco” fue muy tenue. Los diarios y la net le hicieron poca resonancia y a mi e–mail sólo llegó una aclaración sobre sus creadores.
La apatía por este tipo de iniciativas que benefician a la ciudad puede deberse a que son propuestas por ciudadanos; no por políticos, burócratas, o por los massmedia. Esa apatía nos indica que nuestra calidad de ciudadanos está depauperada en lo individual y, en lo colectivo, soslayada por esos poderes. Por ello, el temor que el sector turístico local expresa porque los problemas de la ciudad que perjudican su imagen, le implique grandes pérdidas o el cierre de sus negocios, es entendible. Pero no los empresarios del ramo no pueden hacer más que esperar a que esos poderes actúen; el peligro pase o invitar a que los ciudadanos tomemos las riendas de nuestras ciudades.
Concuerdo con su proyecto de insistir en sensibilizar a la ciudadanía en defender a su ciudad con forwards, twitters y blogs. Pero, insisto en sugerirles que también realicen conferencias y mesas de discusión en las que sólo se aborden la cultura y la identidad locales. El resultado de esos análisis debe viajar en esos medios modernos hacia el mundo.
Llama la atención el hecho de que el turístico sea el único sector que haga algo al respecto luego del perentorio silencio de los candidatos en las campañas. Sobre todo porque este sector es el soporte más importante de la economía regional. Genera empleos y servicios. Sus señales de alerta deberían preocupar más a los otros sectores, sobre todo a ese otro sector empresarial que son los medios de comunicación. Cuando observamos la apatía con que “Hablar bien de Acapulco” fue recibido, es imposible no percibir que el tejido social está profundamente lastimado. Roto. Pues la ciudad no concibe la dimensión de sus problemas como algo que tarde o temprano terminará por afectar todo lo que es.
Eso incluye a intelectuales y artistas locales que tampoco se han pronunciado. Ni los foráneos, que han venido con cargo a nuestro erario a disfrutar de nuestra hospitalidad. Lo peor reside en que su silencio da cuenta de que los eventos que han realizado en Acapulco no han generado espacios de conciencia propia que blinden el tejido social para enfrentar a través de una idea de pertenencia estos y otros problemas. Así, tanto la Feria de la Nao como los Encuentros de Escritores pagados con nuestros impuestos, no han servido para otra cosa que para engordar los bolsillos de sus organizadores. He señalado iteradamente ese crimen en este espacio: mientras nuestros impuestos no sean utilizados para beneficio de nuestra ciudad, continuaremos generando y alimentando no sólo políticos y  gobiernos corruptos sino grupúsculos que medran en la corrupción y la acrecientan. Hoy, Acapulco necesita de la correspondencia de toda esa gente que ha venido con cargo a nuestros impuestos para que emita una opinión positiva de nuestra ciudad, de nuestra cultura, de nuestras tradiciones y costumbres, de nuestra identidad. Nuestra Historia y nuestros sueños. Nuestro calor y nuestra alegría. Todo lo bueno, lo bello y lo profundo que nos es inherente difundido al planeta a través de sus voces de visitantes. Ahora, Acapulco, que tanto les ha dado, necesita sus voces. ¿Dónde están? Y sus organizadores ¿por qué guardan silencio?
Queremos seguridad, resultados, derrama turística, trabajo. Pero ante el embate de una asonada de violencia nuestra falta de identidad y nuestra increíble ignorancia en lo que somos nos someten a la rendición o al olvido. Creo que es tiempo de acabar con todo eso.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com
http://www.culturacapulco.com/yociudadanosepenel1.html

2 comentarios:

  1. Por supuesto que es tiempo de dejar de relegarse al margen de los políticos y de aquellos artistas a cargo de los bienes financieros del estado. Muchas veces funciona mejor la independencia, y otras tantas el sobreponerse a estas entidades (sólo a aquellas que generan retraso, o bien lo propician). Es muy cierto que no siempre se pueden tener ideales a fines con toda precisión, pero se pueden tener esos motivos afines que funcionan como potenciador para generar una meta en común.
    Es muy cierto que cuando hay talento, cuando hay ese entusiasmo y ese intelecto no es necesario recurrir a la aprobación de autoridades secundarias. Sin embargo, la economía por la que pasa el puerto es realmente voluble y se encuentra en un punto, tal vez, crítico, y por ello es difícil encontrar una manera de impulsar programas independientes que generen conocimiento, exploten el aprendizaje y desarrollen y extiendan la cultura.
    Pero esto es un hecho que se llevará a cabo, y cuando se realice tendrá un impacto mucho más resonante que este tipo de programas.

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  2. La verdad tengo todo el deseo de hablar bien de Acapulco, porque en este puerto vivo desde hace muchos años. Aqui he tenído la oportunidad de construír una familia, respirar el aire puro, tener las vistas más maravillosas del mundo. Conocer a su gente costeña que ofrece su amistad de corazón.

    Hace años, un amigo extranjero me comentó que tiene más de cuarenta años de venír al puerto. Expresó que Acapulco era un lugar hermoso, realmente un paraíso, en especial, su clima. Sin embargo fué una desilusión escuchar que lo único que le hacía falta, era educación.

    De momento me molestó aquella respuesta, pero es totalmente cierto. Nos falta mucha educación, pero ésta no es solo de los maestros. sino de nosotros los padres. Inculcar a los hijos valores, buenos modales y educación para concientizar a los jóvenes de querer y cuidar nuestro puerto, para que los ciudadanos y turistas hablen bien de Acapulco.

    Acapulco tiene la gran ventaja sobre cualquier otro puerto de nuestra república, por su cercanía al Distrito Federal, lo que le sirve de blindaje ante crísis económicas en otros países o boicots de los mismos, por la violencia u otras causas, ya que por esta situación, aunque la gente del D.F. y alrededores, hayan venído muchas veces o quieran ir a conocer otro destino, se tienen que conformar con seguír disfrutando de las bellezas naturales que ofrece este maravilloso puerto.



    Maricarmen

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