domingo, 16 de octubre de 2011

No confiamos II


Yo, ciudadano
No confiamos II
Gustavo Martínez Castellanos

Este 15 de octubre cerró el certamen nacional de cuento “Acapulco en su tinta” cuyo premio es de $25.000.00 (veinticinco mil pesos). Lo curioso de este certamen es que el Instituto Guerrerense de Cultura lo emitió de pronto y que al “José Agustín” le haya negado no sólo los cinco mil pesos que está obligado a otorgarle, sino que la directora del IGC le haya negado hasta los derechos de petición y de audiencia a su organizadora. Seguramente porque el “José Agustín” lo organiza Aída Espino con sus recursos, y el “Acapulco en su tinta”, lo organiza Citlali Guerrero con recursos públicos. Eso aumenta nuestra desconfianza, pues no hay en Guerrero nadie que la merezca más que Citlali.
Durante el ayuntamiento de Zeferino, Citlali le firmó de recibidos tres millones cien mil pesos que más tarde denunció como un despojo porque según ella Zeferino nunca los aplicó. Pero después reapareció en la nómina de Zeferino cuando fue gobernador. Y luego en la de López Rosas –a quien su esposo Jeremías “asesora”. Y luego, en la de Félix.
Ahora, está en la de Ángel Aguirre. Con López Rosas Citlali reunió a algunos cultureros locales y los usó para defenestrar a Aída Espino de la Dirección de Cultura. López Rosas le recortó el presupuesto e intentó obligarla a que firmara de recibida una cantidad mayor. Aída se negó. López Rosas la denunció penalmente y la echó del cargo. Cuando Jeremías repite que “López Rosas le quitó el puesto a Aída porque ella ya no era confiable porque había desobedecido las órdenes del alcalde”, por una vez en su vida dice la verdad. Un juez la restituyó en el cargo, pero el teatrero José Dimayuga, quien la había su sustituido,  gastó en dos meses todo el presupuesto para que Aída no tuviera qué ejercer.
Félix Salgado también le negó el presupuesto a Aída; erigió una Dirección de Cultura paralela, puso a Citlali al cargo y ella, en tres años, gastó $20,000.000.00 (veinte millones de pesos). Y, otra vez, juntó a aquellos cultureros y con su ayuda defenestró de nuevo a Aída. Esta vez, pasando sobre la orden del juez. Félix y ella están en desacato.
Por desvío de recursos, malversación de fondos y usurpación de funciones, Citlali Guerrero tiene tres averiguaciones previas que Félix intentó desaparecer pero que sólo consiguió “congelar”. Ahora, con su ex patrón, López Rosas, como fiscal, va a ser muy difícil que esas averiguaciones sean atendidas debidamente. Y se haga justicia.
Desde 1999 Citlali ha desviado recursos y defraudado. Sin embargo, ha encontrado – otra vez- quien confíe en ella: Alejandra Frausto quien ha puesto al Instituto Guerrerense de Cultura a su servicio aún con sus antecedentes penales. Con eso Frausto pone en entredicho el gobierno de Ángel Aguirre. Pero a ella no parece importarle mucho.
Sólo le importan los logros de Citlali. Ésos que, entre otros desatinos, ella misma señaló en La Jornada hace un año: “Los muchachos están cumpliendo, ganan premios, escriben en revistas especializadas. Algunos son un referente de la literatura en Guerrero”.
¿Quiénes son “los muchachos”? Sus amigos. Federico Vite que nació en Hidalgo, vivió en Acapulco y radica en Puebla en donde acaba de ganar un concurso que informó de su residencia. Pero que cuando hay recursos para venir a Acapulco se dice acapulqueño. O guerrerense. Así, hace tres, años fue beneficiario del Foeca, ahora PECDA.
Iris García, es acapulqueña; hizo una maestría en Puebla y mientras vivía allá cobraba el Foeca aquí en Guerrero y una beca del CONACYT –aunque sus estudios hayan sido de teatro. Doble recurso (¿cómo no dudar de su maestro, Jeremías?)
Antonio Salinas, nació y vive en Acapulco. Como Vite, ya roza o ha pasado los 35 años de edad y sigue haciendo el encuentro de jóvenes. Ha obtenido dos veces el PECDA y cuatro veces recursos para su “encuentro” “de alcoholes y desmadre” (sic El Sur)
Los demás (la lista crece cada año) aún sin demostrar los dos años de rigor en el trabajo cultural han ingresado al PECDA y se han beneficiado de muchas otras formas con recursos públicos. Todos ellos -no son menos de veinticinco y no llegan a cincuenta -; son los “muchachos” de Citlali y Jeremías. En atenderlos, pagarles hospedaje, comida y licores los guerrerenses hemos gastado muchos recursos que son para todo el estado. Pero ¿y los demás jóvenes y el resto de los guerrerenses? Ellos no cuentan. No existen.
Por todo ello, no debe sorprendernos que negarle cinco mil pesos al “José Agustín” y erigir el “Acapulco en su tinta”, haya sido una idea de Jeremías que Citlali inoculó en el ánimo de Alejandra Frausto para intentar echar por tierra el trabajo de quince años de Aída pero también para matar una visión de cultura cimentada en el trabajo, la inteligencia y el nombre limpios. Además, para que los “muchachos” de Citlali ganen fácilmente veinticinco mil pesos. Por eso es nacional; así, si no lo gana algún “muchacho de Citlali” en Guerrero lo gana algún “muchacho de Citlali” en el país. Total: muchachos le sobran.
¿Cómo pueden ganar sólo “los muchachos” de Ciltlali? Es sencillo: Citlali recibe y registra todos los trabajos que llegan. Ciltali los remite a los jurados. Citlali está en posición de extraer los trabajos de quienes considera sus enemigos. Citlali con sus contactos en CONACULTA vigila la selección de los jurados y puede llevarles aparte los trabajos de sus muchachos. Citlali sabe cómo hacerlo: lleva once años desviando recursos y defraudando.
Y con su esposo, Jeremías, lleva el mismo tiempo armando esa red de contubernios y lealtades espurias que ahora están usando desde el Instituto Guerrerense de Cultura que Alejandra Frausto puso en sus manos. Y es de dudarse que Alejandra ignore las negras y sucias capacidades que posee Citlali. Y sus tristes logros.
Entre los que hay que contar que Zeferino la haya echado del IGC hace seis años y que el dueño del “Bar del Puerto” la haya echado de esa cantina por escandalizar.
La cultura en Guerrero está en crisis. En once años no se ha alentado la investigación, el análisis, la promoción de lo que somos y de nuestros valores. Del sustento ontológico que nos identifica y mueve. Hay un insulsa y tramposa privilegiación de los jóvenes, sin orden ni concierto, ya que nadie sanciona lo que hacen: véase la convocatoria del certamen “Ignacio Manuel Altamirano” ¿qué gana este gobierno con ofender la memoria de uno de los más grandes hombres que Guerrero ha dado a México y al mundo? Jóvenes.
Muchos surianos que aún a costa de nuestra seguridad y de la de nuestras familias alentamos la candidatura de Ángel Aguirre esperábamos que con él las cosas en Guerrero desempeoraran y después mejoraran. Hoy, al ver a Citlali Guerrero enquistada nuevamente en el gobierno y con más mañas que hace once años, tenemos todo el derecho a sentir que es posible que nos hayamos equivocado. Ángel Aguirre no nos puede culpar por eso.
Sabemos que tiene que atender problemas más profundos e importantes que los que atañen al ámbito cultural, pero Alejandra Frausto en lugar de ayudarle, contrata a personas como Citlali y sus antecedentes penales. ¿Cómo confiar en Frausto? ¿Cómo confiar en este gobierno? Aún así, esperamos que alguien limpie al IGC de corruptos. Aún están a tiempo.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com;
Nos vemos el viernes 21 a las 18:30 en el Partenón Papagayo.
Lic. Alberto Lechuga, le agradecería que cuando menos me informara si nos va a dar o no la asesoría que nos prometió para elaborar nuestros proyectos PECDA. Gracias.

1 comentario:

  1. Por supuesto que no confiamos. A pesar de tratar de igualar al José Agustín, que lleva quince años de transparencia, de ruedas de prensa para anunciar a los ganadores, de prácticamente sobrevivir por el esfuerzo de su organizadora, ni ese certamen, ni ningún otro logra igualar su transparencia e indudable honorabilidad. ¿Por què no se emiten listas con los nombres de los jurados? ¿Por què no se organizan ruedas de prensa para abrir las plicas en presencia del jurado y dar a conocer a los ganadores?

    La respuesta es obvia.

    Por supuesto que no confiamos.

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