miércoles, 26 de octubre de 2011

No confiamos IV


Yo, ciudadano
No confiamos IV
Gustavo Martínez Castellanos

La cultura es un bien común. Si también nos quitan eso, ¿qué nos queda? La pertenencia a un modelo cultural está signada por el contraste. La zona más fuerte de ese juego de luces es la popular. En ella deberían enfatizar su trabajo los gobiernos porque ella representa la fuente de lo auténtico, la mediación entre lo “elevado” que se funda en lo universal y lo folclórico, que se alimenta de lo anacrónico regional. Desafortunadamente, los programas y proyectos de gobierno atienden desde hace mucho sólo esos extremos y, desde hace poco, a ciertas minorías; que considera representativas,  y que el grupo político en ascenso impone porque de ellas alimentan programas suyos que los contrastan de los grupos a los que han desplazado del poder.
En Guerrero, esta postura se refleja en el desprecio que los gobiernos perredistas han demostrado por las figuras de los músicos guerrerenses Margarito Damián Vargas, Antonio I. Delgado y José Agustín Ramírez. Y por los bardos Rubén Mora y Juan García a los que catalogan como representantes de la estética y la visión del ancient regime. Sin embargo, a pesar de los embates de los modernizadores perredistas y de sus enfebrecidos “ideólogos” -o de sus inconmensurables ignorancia y estulticia-, esos artistas guerrerenses, al igual que otros catalogados en el mismo universo, no han desaparecido de la memoria y el gusto de clases medias y bajas. Ni han dejado de ser citados por profesores e investigadores; por comentaristas y amateurs del arte y la cultura. Son parte de lo que somos. Son con nosotros. No nada más han “cantado” a Guerrero, lo han contado y lo han hecho, convirtiéndolo en cada verso, estrofa o lienzo en un acto universal. En arte. ¿Qué nos han aportado los nuevos artistas? ¿Los jóvenes “creadores”? Nada. Hasta ahora, ni el pueblo ni el profesional pueden encontrarse en lo que ellos han hecho porque ahí no hay nada de nosotros. Salvo el dinero de nuestras contribuciones. Visto de esa manera, es seguro que no trascenderán. Ellos también lo saben, por eso se buscan en lo foráneo. Y desprecian lo que somos. No los recursos monetarios de los programas de cultura sino lo que el pueblo –del que salieron- es.
Esto no es chauvinismo. Durante esta semana, han llegado a mi bandeja de entrada más muestras de apoyo a la denuncia que he venido realizando desde 2006*. Para no abundar citaré sólo algunas cuyas reflexiones que me parecen señeras:
“Jeremías reclamó a José Gómez que también denunciara los delitos de Citlali por los que aún no ha sido castigada; y dijo que cómo era posible que insultaran a la esposa de un escritor. ¿Y quién le reprocha a él cuando señala injustamente a otras mujeres?”.
Otro: “Cuando Zeferino vio las intenciones de Jeremías luego luego mandó a la chingada (sic) a Citlali, su mujer, para no tener que lidiar con él. Sólo López Rosas y Félix Salgado lo soportaron, porque el que no conoce a Dios ante cualquier barbón se hinca. Añorve también echó de su gobierno a Jeremías y Citlali. Es curioso que Aguirre los haya aceptado; así se pone al nivel de López Rosas y de Félix Macedonio (sic)”.
Otro: “Jeremías habla mal de José Agustín por el homenaje que le hicieron. Jeremías quiere que Guerrero le haga un homenaje porque siente que él nos ha sacado del atraso”.
Otro: “Bien dicen en Chilpancingo que vienen de fuera para matarse el hambre aquí, y aquí se juntan: Jeremías y Frausto van a terminar de darle en la madre (sic) a Guerrero”.
El reclamo “vienen a matarse el hambre” llegó a mi correo poco después de que Alejandra Frausto fuera designada Directora del IGC. No lo tomé en cuenta porque primero quería ver cómo iba a trabajar. De hecho, sigo sin tomarlo en cuenta porque la Frausto aún puede corregir el error de haber contratado a gente de Jeremías. Hay que esperar.
Pero no tanto, este viernes me habló Aída Espino para preguntarme si iba a ir a la inauguración de la nueva sala de la casa de la Cultura en Acapulco que abría con una exposición de esculturas de Leonora Carrington. Le dije que no sabía nada de eso. Ella se sorprendió: ¿Cómo?, ¿no te ha hablado Cristina Sierra para invitarte? Le dije que esa señora sólo defiende los intereses de Vite, su ex esposa Iris García, y los de Jeremías y su esposa Citlali (puras parejas). Aída se indignó y me dijo que entonces no iría. Le pedí que olvidara el asunto y que fuera: el pleito de Citlali, Jeremías, Cristina Sierra y todos los demás es conmigo porque los he denunciado. Ve y luego me cuentas. Fue. El domingo en el desayuno de Pal Kepenyes me enteré de que al más grande escultor avecindado en Acapulco tampoco lo habían invitado. Bueno, ni al embajador Edmundo Font que es pintor ni a Manú Dornbierer que es narradora y viven en Acapulco. Ni a nadie más que tenga amistad con Aída. “Ya la hiciste Aída –le dije-, Frausto te está haciendo ojitos; chance y al rato te vemos en la campaña de Ebrard”. Entre otras bromas comentamos la pesada ignorancia que Alejandra Frausto acusa de lo que somos. Y el enorme error de haber contratado a Citlali, que aunque salió de su pueblito hace años, aún sigue manejándose con criterios rurales para hacer su chamba en el IGC. Así, ¿cuántos descalabros más le esperan a la Frausto? No lo sé. Para mí, su mayor descalabro no fue no haber invitado a los amigos de Aída a la exposición de la Carrington sino no invitar al pueblo a los eventos culturales pagados con sus impuestos. Reitero: el gobernador está enviando extrañas señales a los guerrerenses a través de su visión de nuestra cultura. Para que no quede duda, le envío esta pregunta que llegó a mi buzón: “¿Cuándo se presentarán artistas guerrerenses en el “Auditorio Sentimientos de la Nación”?, porque con eso de que pura gente de fuera se ha presentado ahí ya debería llamarse “Sentimientos de regresión”. Hay algo peor: lo que representa el edificio; obreros y artesanos guerrerenses lo construyeron y embellecieron pero en él sólo se han presentado artistas de fuera y a él sólo ingresa la elite ¿Y el pueblo?
Es la misma tesitura de la fiesta de la Nao que fue creada, según Fabiola Vega, para “generar empleos y a traer turismo” y hasta ahora no ha cumplido con ninguno de esos objetivos. Menos aún con el de promocionar y alentar nuestra cultura. En esa frecuencia se mueven los encuentros de escritores citados y el staff de Alejandra Frausto: puros cuates.
No podemos confiar en esa idea de nuestra cultura por elitista y torpemente feliz. Lamentamos que este gobierno repita esquemas que ya fracasaron en Acapulco y en el estado. Lamentamos el estancamiento en el que incurre. Lamentamos haber confiado y no poder volver a confiar. Alejandra Frausto aún tiene tiempo para empaparse de lo que somos y de corregir errores. Aún puede limpiar su administración. Está a tiempo.
Buena nueva: Astrid Paola Chavelas –premio estatal José Agustín 2010- me avisó hoy que ganó el premio estatal de cuento Maria Luisa Ocampo 2011. Premio que también reconoce a Culturacapulco que es donde ella y otros escritores se han formado; como Aída, que ganó el Ma. Luisa en 2009. Ahora esperamos que Paola no vuelva ser discriminada por el PECDA cuando a los amigos de Jeremías se lo han dado con suma facilidad.
Felicidades al estado de Guerrero. Honramos la tradición de libertad que nos dejaron Galeana, Bravo, Guerrero, Vázquez, Cabañas. El “poeta” Jeremías, no entiende que sin Guerrero, México aún sería una colonia española. Y no creo que sea por ser tabasqueño.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com;
* Y también han reiniciado los ataques cibernéticos. Pobre tipo…

No hay comentarios:

Publicar un comentario