Yo, ciudadano
Dolores de cabeza: “Remodelan
o se van”
Gustavo Martínez
Castellanos
Parece ser que
la vecindad con el hombre más rico del mundo en la zona tradicional de Acapulco
se va a convertir dentro de poco en un dolor de cabeza para todos, como puede
desprenderse de la nota que aparece en www.libertadguerrero.net.- en la que puede leerse que “ante
turisteros de la zona del Acapulco Tradicional, el gobernador del estado Ángel
Aguirre Rivero, convocó a los empresarios de la zona a remodelar o a vender sus
negocios para cambiar la imagen de esa zona”.
En “su
participación en la firma del convenio de Participación Interinstitucional para
la atención al Turista en Guerrero, consideró la posibilidad de hacer un
decreto (que) obligue a los empresarios a invertir en una de las zonas que dio
origen (sic) al puerto”, dice el texto
firmado por Javier Trujillo que reproduce otras partes del discurso del
gobernador:
“‘Voy a emitir
incluso un decreto (para) los que están en la parte del Acapulco Tradicional
que no quieran invertir en sus hoteles, les vamos a poner un plazo y si en ese
plazo no hacen nada, entonces tendremos que hacer una acción más enérgica’. ‘Pero
si hoy los dueños dicen No lo vendo, ah bueno no lo vendes, está bien,
pero prepárense, lo modernicen, ah que no tengo para modernizar, pues
entonces véndelo o busca un mecanismo de crédito’, les exhortó”. “Citó el caso
del empresario y presidente del grupo Carso, uno de los hombres más ricos del mundo,
Carlos Slim Helú, quien dijo que es uno de los empresarios que ha invertido de
manera constante en esa área del Acapulco Tradicional o Náutico, presumió el
mandatario estatal Aguirre Rivero”.
El caso es que poner
como ejemplo a Carlos Slim es exacerbado: no hay magnate en el mundo que pueda competir
con él ¿cómo podrán hacerlo los hoteleros de la zona tradicional de Acapulco que
ganan menos porque tradicionalmente han sido olvidados por los programas de
promoción turística? ¿O cualquier otro inversionista?
La propuesta
del gobernador los pone entre la espada y la pared: décadas de olvido y de
pésimos ingresos no pueden subsanarse con decretos, créditos o amenazas. A
menos que sea para no dejarles de otra que vender. O para que nadie más
invierta en la zona.
El dolor de
cabeza, aparte de los hoteleros abarcaría a todo aquel que no encaje en ese
proyecto turístico para la zona tradicional: restauranteros, tenderos,
propietarios de casas y de pangas de pesca y venta de mariscos en la zona. Si
“afean” el entorno, lo más seguro es que también les digan: “vete”.
Empero, el
dolor de cabeza no sólo será para esos dueños de propiedad privada –un hotel,
un estanquillo, una canoa-; sino también para el mismo gobierno estatal que así
como intentará obligarlos a vender si no remodelan, entonces tendrá que obligarse
a sí mismo a eficientarse o a irse: a sus jueces a actualizar los juicios
rezagados de todos los ministerios públicos del estado; a los maestros, a sacarnos
del atraso educativo; a sus otros empleados,
a abatir la corrupción que priva en el sistema burocrático estatal; a las
policías a brindar verdadera seguridad y, a sí mismo a hacer de Guerrero una
entidad democrática y justa.
El buen juez
por su casa empieza. Y si hay instrumentos para coaccionar a la iniciativa
privada entonces debe haberlos para que el gobierno se obligue a sí mismo a ser
tan o más eficiente que la empresa local. En efecto: menudo dolor de cabeza.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com
Gracias a Francisco Cárdenas por el
envío de su página web.
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